El magnate brasileño Chiquinho Scarpa quiso dar un fuerte mensaje a favor de la donación de órganos. Y, dispuesto a llamar la atención, enterró su auto Bentley, valuado en medio millón de dólares, como si fuera un muerto.

El falso funeral de su vehículo tuvo una fuerte repercusión a nivel nacional. “A muchas personas le pareció absurdo este cuento de enterrar mi Bentley. Sin embargo, muchos entierran cosas mucho más valiosas que mi propio auto. La gran mayoría de ellas entierra sus órganos. Es el mayor desperdicio del mundo”, dijo Scarpa.

El millonario dijo que hizo esto para generar conciencia y para ayudar mediáticamente a la Asociación Brasileña de Trasplante de Órganos.

La campaña tuvo un éxito rotundo. 172 millones de personas se vieron conmovidas por el mensaje y las donaciones aumentaron un 31,5% en un mes.

“La idea es buenísima, que nos advierte del pulso en los medios de la frivolidad. Logró captar la atención de millones de personas usando el poder de la frivolidad para una causa que en absoluto en frívola”, explicó Carlos Bayala, presidente de los jurados de Campañas Integradas e Innovación y Contenidos de Marca a el mundo.