Este jueves la ministra de Seguridad Patricia Bullrich anunció que detuvieron a todos los involucrados en las balaceras contra el Poder Judicial en Rosario y destacó que fue clave dejar que Ariel Máximo “Guille” Cantero usara tres celulares en su celda del penal de Ezeiza. Dijo que esto fue acordado con su par santafesino, Maximiliano Pullaro, pero el ministro –ahora también candidato a diputado provincial– se mostró sorprendido y desdijo a la funcionaria nacional, porque él jamás le hubiera permitido manipular teléfonos estando en reclusión.

En contacto con Radiópolis de Radio 2, Pullaro afirmó que no sabía de los tres celulares de Cantero y desmintió así a Bullrich que este jueves, en conferencia de prensa desde el parque Urquiza aseguró que dejaron que el líder de Los Monos manejara sus celulares como “estrategia investigativa” y que su par santafesino estaba de acuerdo.

Sin embargo, Pullaro dijo que “bajo ningún concepto” estuvo de acuerdo con esa táctica y que incluso ni siquiera tenía conocimiento. No solo desdijo a la ministra sino que destacó la “gravedad” que supone que un criminal manipule celulares desde la cárcel, especialmente en este caso, ya que mientras la cartera de Seguridad nacional sabía de los teléfonos de Cantero, éste organizó balaceras.

"Si se tenía ese elemento (el de los celulares) con tanta claridad,  se debería haber actuado y la responsabilidad es del Ministerio de Seguridad de la Nación. En el medio hubo homicidios y ataques a las instituciones de Santa Fe”, advirtió.

Por otro lado, el ministro sostuvo que esa estrategia va a contramano de los cambios implementados en el Servicio Penitenciario santafesino donde se distinguen criminales de alto perfil. Dijo que “no alcanza con detener estas organizaciones criminales” sino que hay que mantener una estricta vigilancia sobre ellas porque muchas mantienen sus operaciones aún tras las rejas. “Yo en persona fui a hablar con la ministra de Seguridad de la República para pedirle que podamos tener mayores condiciones de seguridad en las cárceles federales para Los Monos”, recordó.

“Si depende de mi, le meto 50 requisas por semana hasta que aparece el celular”, dijo.

El desafío del nuevo paradigma –abundó– es cómo controlar estas organizaciones desde la cárcel. Nosotros podíamos presumir que cometían delitos dentro de las cárceles federales, pero el Servicio Penitenciario Federal no depende de Santa Fe".