La adolescencia es una creación biológica y cultural, que podríamos definir como un período un tanto caótico de transición al mundo adulto. Esta creencia generalizada de crisis de la adolescencia ha originado que se diseñen acciones educativas para estas edades que tratan más bien de prevenir, de intentar atajar posibles problemas en vez de proporcionar herramientas educativas y recursos a los adolescentes que les posibiliten desarrollar todo su potencial

Muchos expertos empiezan a pensar que estamos equivocando el enfoque y que, al obrar en consecuencia con esta idea de “crisis programada de la adolescencia”, limitamos la capacidad de crecimiento de los adolescentes. Por este motivo disciplinas como la Psicología Positiva y la Inteligencia Emocional están focalizando en un nuevo modelo de adolescencia, un modelo que subraya sus capacidades, sus fortalezas, sus recursos convirtiendo a la adolescencia en la edad de la posibilidad, una etapa clave para poder potenciar o reducir esas capacidades.

¿Cómo podemos accionar a favor de esta etapa?

Desarrollando el talento en los adolescentes. La Inteligencia Emocional Educativa llama talento al buen uso de la inteligencia, a la capacidad de elegir bien las metas y a movilizar los conocimientos, las emociones y las herramientas que se necesitan para llevarlas a cabo. No hay dudas que la adolescencia es una etapa decisiva ya que es el momento de adquirir nuevas fortalezas, de suplir carencias y de realizar proyectos y como educadores podemos dar a nuestros adolescentes las herramientas que les permitan hacerse cargo de su vida de una forma creadora y emocionalmente sana. Podemos potenciar y desarrollar todas las fortalezas y recursos que tienen los adolescentes para alcanzar una vida plena a través del entrenamiento. Este enfoque de que el secreto del talento está en el entrenamiento huye de la idea generalizada de que el talento es innato y proporciona educativamente unas posibilidades inmensas colocando el talento al final de la educación y no al principio.

Las investigaciones realizadas durante las últimas décadas en campos del saber cómo la Inteligencia Emocional Educativa y la Psicología Positiva han contribuido a la creación de un nuevo modelo de adolescencia, que se centra más en el potencial de esta etapa que en los problemas derivados de esta época de transición. Estas disciplinas proponen desarrollar el talento

- Educando la toma de decisiones de los adolescentes como el eje central de su evolución al mundo adulto.

- Ayudándolos a gestionar las emociones y la motivación, que se convertirán en los grandes aliados en sus proyectos vitales.

Podríamos concluir acordando que el talento está al final del proceso educativo y definirlo como la excelencia de la inteligencia en acción. Un adolescente con talento elige bien sus metas, gestiona sus emociones y pone en práctica los recursos necesarios para alcanzarlas, amplía su capacidad de acción y consigue una mejora continua. Es decir, un adolescente talentoso tiene buenas ideas, toma buenas decisiones y sabe realizarlas.

Prof. Analía Ceci. Máster en Inteligencia Emocional Educativa. Especialista en Coaching Educativo. Directora y Coordinadora de la Consultora Pedagógica Paraninfo.

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