Todos los padres de bebés lo saben y lo padecen: los chicos se suelen despertar en el medio de la noche con llantos. Sin embargo algunos lo hacen más seguido que otros, dificultando la conciliación del sueño a sus progenitores. Un estudio descubrió el motivo de este fenómeno.

Un equipo de la New Michigan State University realizó un experimento con veintitrés bebés sanos, y tras una serie de pruebas, descubrieron que la dificultad de estos pequeños para dormirse se debe a la falta de actividad física.

De este modo comprobaron que aquellos bebés que se colocaban sobre su vientre y empezaban a moverse, dormían mejor por las noches y se despertaban menos veces, según consignó ScienceDaily.

Por otro lado, esa actividad en apariencia tan sencilla influía en un mejor desarrollo de sus habilidades motoras, y en que los recién nacidos tuvieran el peso adecuado.

Aunque el estudio no sea merecedor de un premio Nobel, sí puede ayudar a muchos padres y madres a tener noches más tranquilas.