Uno de los miembros del tribunal que enjuició a los integrantes de las juntas militares de la última dictadura, Ricardo Gil Lavedra, deseó que la película “Argentina 1985” pueda alcanzar esta noche el Oscar a mejor film extranjero ya que no solo “sería una distinción al cine nacional” sino también “una reivindicación al juicio, hecho fundante de la recuperación democrática en el país”. El constitucionalista es crítico de la trama ya que “falla a la hora de recrear el contexto histórico” y se apoya sólo en la historia del fiscal -cuyo eje es la figura de Julio Strassera y su equipo-, pero reconoce el mérito de haber puesto en esa escena ese hecho histórico y del alcance en los jóvenes que ha tenido la obra de Santiago Mitre.

Gil Lavedra publicó el año pasado el libro La hermandad de los astronautas donde relata la intimidad de aquellos días junto a otros cinco magistrados que terminaron con Jorge Rafael Videla y Emilio Massera condenados a reclusión perpetua. Rescata la decisión del ex presidente Raúl Alfonsín, el apoyo del Congreso, el informe de la Conadep y a sus compañeros de tribunal a la hora de llevar adelante el juicio del que hoy la industria del cine mundial rescata con la nominación de “Argentina 1985”.

En las horas previas a la entrega de los Oscar y a 12 días de la conmemoración del Día de la Memoria, el ex juez repasó ante Rosario3 algunos detalles y anécdotas de aquel suceso que intenta recrear la película. Engripado, con fiebre y la voz tomada, el hoy presidente del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires se mostró abierto al diálogo donde tampoco dejó de lado la coyuntura política y la situación de Rosario.

-¿Cree que hay una reivindicación del Juicio a las Juntas?

-Es un mérito de la película “Argentina 1985” que ha puesto en escena ese episodio histórico de la transición democrática. Me ha puesto muy contento que muchos jóvenes hayan ido a ver la película y así tener una cercanía a ese hecho fundante.

-¿Se sintió representado con la película?

-La película cuenta la parte de la fiscalía, el papel de los jueces están de reparto, y es una opción que hizo el realizador a la hora de contar mejor una historia. Generalmente las películas se toman desde el papel del defensor o del fiscal, quizás desde la épica, toman un segmento o una parte del juicio.

-¿Le gustó “Argentina 1985”?

-Sí. La película tiene una muy correcta ambientación, un tufillo de Hollywood de la década del 40. Está bien cuidada y encima con muy buenas actuaciones. Es una película rendondita y cuidadita que toca un tema tremendo. La repercusión de la película es por el tema que aborda. Está muy bien hecha y encima aborda una cuestión brutal.

-¿Que le cambiaría o agregaría a la trama del film?

-(Ríe) Todo espectador es el dueño de las impresiones de la obra. Como cualquier libro u obra de arte se le escapa al autor la interpretación que hace el público. A mí me hubiera gustado o le hubiera dado un mayor rigor histórico, falla a la hora del contexto histórico. Aborda los momentos previos a la sentencia y no tiene mucho que ver con lo que sucedió en realidad. 

Un ejemplo es el episodio de Hebe de Bonafini quien no quería sacarse el pañuelo blanco. En la película aparece como un hecho más pero la realidad fue más dramática. Hebe se había sentado con el pañuelo contraponiéndose a una regla del tribunal para evitar que se llenara la sala y que haya una trifulca. Bonafini no se lo sacaba, primero fue el secretario, después (el fiscal) Straserra quien nos dijo que Hebe no entendía razones y hasta lo puteó al comisario que se lo había pedido. Nosotros no íbamos a empezar el juicio si no se lo sacaba y estábamos cortando clavos porque no la podíamos sacar por la fuerza pública. Por suerte, Hebe se lo sacó. Ese episodio tuvo una tensión terrible y en la película es una cosa menor.

-¿La escena de la pizzería donde los jueces deciden las penas fue real?

-Sí, con algunas modificaciones. Nos reunimos el domingo 8 de diciembre a discutir las penas desde la mañana. No teníamos dudas de quiénes iban a ser absueltos pero no nos poníamos de acuerdo en torno a las penas. Discutíamos, discutíamos y no nos poníamos de acuerdo. Ese domingo al mediodía fuimos a la pizzería y comiendo se reabrió la discusión en Banchero que fue el lugar donde se encontró el consenso. Pudo haber sido en un pasillo, en un despacho, pero fue en la pizzería donde almorzamos ese día.

-¿Si esta noche “Argentina 1985” gana el Oscar a mejor película extranjera va a festejar como lo hizo cuando Argentina ganó la Copa del Mundo?

-Seguramente con menos énfasis. Quisiera que le vaya bien a la película porque sería una distinción al cine nacional. Y se trataría de una reivindicación al hecho, al juicio, un emblema de la recuperación democrática en Argentina. Pero no tenga dudas que voy a festejar.

Su propio relato de la historia

 

-¿Con su último libro ha querido darle rigurosidad histórica a ese hecho?

-La película es ficción y ha tomado una parte del juicio, la parte de la acusación, sobre el resto del juicio carece de rigor. En el libro trato de explicar cómo fue posible en sólo 14 meses hacer un juicio monumental y esa respuesta sólo la pueden dar las seis personas que estuvimos encerrados en la Cámara Federal planificando y pensando el juicio.

-¿Cuáles son los hechos claves que marcaron ese hecho fundamente de la transición democrática como usted señaló?

-En todo el proceso lo fundamental fue la decisión del presidente de la Nación porque sin Raúl Alfonsín no había juicio. Fue quien se apartó de lo que era corriente, es decir no mirar para atrás, mirar hacia adelante y dar validez a la amnistía dictada por los militares. Eso es lo que hubiera hecho cualquiera. En cambio, Alfonsín pateó el tablero y dijo “vamos a enjuiciar a los máximos responsables” de la última dictadura.

También fue muy importante las modificaciones del Congreso que sin bien cambiaron la estrategia posibilitaron que el tribunal civil se abocara al conocimiento de las actuaciones. Otra fue la labor de la Conadep que fue clave, estratégica y neurálgica porque los testimonios para la fiscalía fueron sacados de la investigación de la Conadep. Además de la labor del tribunal cuya decisión fue abocarse y armar una arquitectura del juicio para poder dictar sentencia rápidamente.

-¿Se arrepintió de algo o revisaría algo de su actuación en el juicio?

-No. Poca cosa que no hacen al sentido general del juicio.

-¿Qué lección puede dejar un proceso como fue el juicio a las juntas para la justicia de hoy?

-El juicio a las Juntas fue un proceso muy complejo, un desafío enorme, y si pudimos hacerlo , ¿cómo no vamos a hacer hoy cosas muchas más sencillas?. Lo que pasa es que cuando la Justicia toca al poder, aparecen las polémicas. A todos nos conviene que haya una Justicia independiente y proba. Hay que trabajar para eso, que los fallos sean aceptados y que puedan ser revisados en las respectivas instancias

El país, Rosario y la UCR

 

-¿Qué mirada tiene sobre la situación en materia de inseguridad y narcotráfico que hoy atraviesa a Rosario?

-Muy preocupado. Llegó a un punto de difícil solución. Es necesaria una actuación coordinada y conjunta de todas las fuerzas federales y la provincial frente a un fenómeno que se fue de las manos. No es tiempo de especulaciones. Hay que poner el hombro y solucionarlo.

-¿Qué opinión tiene sobre el momento político del país?

-Es fundamental que podamos encontrar caminos de cooperación, estamos atravesando una decadencia demasiado larga. Así como se ha fortalecido la democracia, tenemos que buscar de qué manera encauzar el desarrollo y progreso del país. Hace falta comunión de objetivos políticos.

-¿Ve un escenario de cambio en materia electoral?

-Veo escenario de cambio. No creo que la administración actual tenga crédito en la ciudadanía.

-¿Es necesario que Juntos por el Cambio lleve un candidato radical para la presidencia de la Nación?

-A Juntos le haría muy bien un candidato radical competitivo. Eso fortalecería muchísimo a la coalición.