“Rosario se tiene que reinventar. Reinventarse a todo nivel porque sólo encarando una profunda transformación interna podremos alcanzar el desarrollo sostenible de nuestros territorios con equidad social y ambiental”, reflexiona Juan Carlos Venesia, director y referente del Instituto de Desarrollo Regional, la fundación que este viernes fue declarada como “Institución Distinguida” de la ciudad por el Concejo.

El reconocimiento al think tank con oficinas en la esquina de Balcarce y Cochabamba coincide con los 25 años de esta iniciativa de un grupo de especialistas, profesionales y académicos de diferentes campos que se reunieron en con el propósito de promover el desarrollo socioeconómico de la región del Gran Rosario.

Un grupo con amplitud política y diversidad de ideas, tal como quedó plasmado ayer en el acto en el Concejo que presidió la titular del cuerpo María Eugenia Schmuck, al que asistieron ediles de distintas bancadas (Susana Rueda, promotor del reconocimiento, Roy López Molina, Verónica Irizar, Norma López, Fabricio Fiatti y Carlos Cadozo), el senador departamental Marcelo Lewandosky, directores del puerto y el aeropuerto, referentes universitarios, académicos y representantes de importantes entidades empresarias.

Con una prolífica producción editorial que a la fecha comprende veinte publicaciones –entre los que se destaca el libro sobre el estudio del impacto económico de la Hidrovia “Presente y Futuro del Transporte por la Hidrovía”- el IDR se focalizó en la promoción de la infraestructura regional (convirtiendo temas como el desarrollo de los puertos y las vías navegables en auténticas) y también en la formación de recursos humanos que las puedan gestionar.

Y con el back en la espalda de por años haber promovido debates, organizado congresos, publicando libros y –sobre todo- abriéndole el juego a jóvenes profesionales y políticos que hoy ocupan puestos importantes en las administraciones públicas y los organismos técnicos, Venesia dialoga con Rosario3 sobre los desafíos de la región.

Un ampio marco político, institucional y empresarial en la distinción del IDR

“Nuestra sociedad ya estaba en crisis antes de la pandemia. En términos económicos y sociales, hay normalidades que ya dejaron de existir y emergieron de la pandemia con nuevos formatos. Y el ejemplo a mano más claro es cómo se aceleró la digitalización de procesos. Pero no nos equivoquemos: nuestra sociedad ya estaba jaqueada, con un largo proceso de estanflación y degradación social. La pandemia, ahora, nos interpela en todo sentido. Y ante semejante crisis, no hay más margen para retoques. Se necesita una reinvención a todo nivel. Y ese proceso lo tenemos que encarar los rosarinos. Con más y mejores instituciones, pero es una tarea nuestra”, arranca Venesia la charla.

-La pobreza, que sacude casi a la mitad de la región, convive con el principal polo agroexportador del país. La violencia urbana y el narcotráfico tienen como escenario el mismo territorio en el que se está formando el cluster biotecnológico más innovador del país con empresas que ya llegaron a cotizar en Wall Street. Hay varias Rosarios en una sola Rosario. ¿Cuál terminará imponiéndose?, pregunta Rosario3.

-A lo largo de la historia hubo una gran variedad de “Rosarios”. Estuvieron la Rosario liberal, la agrogranelera, la metalúrgica, la peronista, la radical universitaria, la anarco sindicalista, la de la capital de la hidrovía y la de la cuna de grandes artistas. Todas nos forjaron una identidad y una tradición cultural. Incluso las más tristes, como la ciudad de las mafias y la prostitución de la década del 30 y hoy lo es la de las balaceras y la insoportable inseguridad. El gran problema es que hace 40/50 años estábamos en una región con los indicadores de desarrollo sociales más altos de latinomámerica y hoy estamos inmersos en la pobreza extrema. Y en ese contexto conviven tres sociedades en Rosario.

-¿Cuáles son?

- Una que es tristemente la mayoritaria y que es la sociedad de la pobreza. Esa misma convive con la sociedad de la pujanza vinculada al desarrollo de empresas de punta, innovadoras, competitivas y de clase mundial. Y en el medio una sociedad civil, empresas y dirigencia política todavía a la vieja lógica del Estado benefactor como ordenador. Como rosarinos estamos obligados a que esas tres dinámicas no sigan siendo compartimentos estancos porque el resultado es una sociedad fragmentada. Y esa fragmentación se ve en todos los órdenes: desde los usos del suelo hasta los planteos políticos. Hoy lo que está en discusión es el sentido de comunidad. Todo es división y todo es a muerte: k vs anti K, celestes vs verdes, etc. La pandemia es como una creciente que al bajar nos muestra toda la basura acumulada en el lecho. Ante la idea de inviabilidad que ese está instalando, de que es imposible vivir en forma común, nos tenemos que reinventar como sociedad y como ciudadanía. En este sentido que digo que debemo. reinventarnos como rosarinos, y como argentinos, para poder tener un horizonte en común. De lo contrario, podemos vivir en el país, pero no vamos a poder llamarnos compatriotas.

-Varias veces hace referencia a la necesidad de que los propios rosarinos encaren la búsqueda de soluciones, no esperando que lleguen de Buenos Aires.

- Aclarando que sin una macroeconomía sustentable es inviable cualquier proceso de reconstrucción, lo que yo sostengo es que deben ser los diferentes actores de la sociedad, organizados en más y mejores instituciones, los que protagonicen la búsqueda de los consensos necesarios que permitan diseñar como región, desde el presente, un proyecto estratégico, común con compromiso social y responsabilidad pública. No son las fuerzas del mercado ni las del Estado las que deben encarar este proceso en soledad, porque las respuestas no serán las mejores, sino que la planificación tiene que estar canalizada por las instituciones en diálogo público-privado.

- Veo que conecta esa necesidad de protagonismo institucional con el planteo de mayor autonomía para Rosario, que ahora –a raíz de la crisis de la inseguridad- volvió a tomar impulso.

- Tengo mis reparos sobre cómo se está, conceptualmente, abordando la cuestión de la autonomía. Hoy se la está asociando sólo a una reasignación de recursos. No sirve construir autonomía de recursos, como se la piensa, sobre la base de una sociedad fragmentada y dividida en compartimientos estancos con guetos sociales de todo nivel. Se debe construir una ciudadanía en común. Si hoy se usa la autonomía para conseguir recursos  parece más una autonomía para pedir subsidios que compensen nuestras carencias presupuestarias propias o los desajustes de la macroeconomía. Una ciudad con autonomía de recursos sin sustentabilidad de base tampoco aportará funciones. Sobre todo cuando se pide autonomía local para encarar desafíos metropolitanos. A veces se está viendo la autonomía desde una perspectiva errónea, queriendo replicar lo que hace capital federal que absorbe los recursos de todo el país y por eso hoy tiene un boleto de transporte urbano a mitad de precio que el rosarino. Pero en vez de ver cómo subsidiamos a la ciudad de Buenos Aires parece que se busca ver cómo subsidiamos a la ciudad de Rosario con fondos de toda la provincia. ¿Por qué las localidades santafesinos que tienen cooperativas de energía y agua le tienen que subsidiar, por decirlo de alguna forma, la provisión de la EPE y Aguas a los rosarinos. La autonomía es otra cosa. Hay que construir una gobernanza metropolitana con autonomía. La autonomía es para lograr equidad social y territorial y no para una ciudad.

Vensia, Jaskeliof, Rueda y Schmuck

-Una autonomía metropolitana y no distrital.

-La autonomía debe ser regional no puede ser distrital. Indefectiblemente hay que hablar de autonomía del Gran Rosario porque más un municipio tenga el 73% de la población metropolitana. Desde la seguridad a la provisión de servicios para que las respuestas sean sustentables tienen que abordarse regionalmente. Rosario tiene una tradición de planificación distrital y regional relevante, pero ahora se debe el salto de la gestión. Hay que pasar del relato a los hechos, de los foros y conferencias a la gestión concreta. Por ejemplo, en el armado de corporaciones de prestadoras de servicios. Esa sería la verdadera autonomía. La recolección y disposición de residuos, el uso de los suelos, el transporte interurbano son todas soluciones regionales, no locales.

-Seguridad también. Cuando las fuerzas de control saturan la ciudad, el crimen crece en las localidades vecinas.

-Y también pasó con el desarrollo inmobiliario. En Rosario ajustaron las regulaciones a las construcciones en altura, y los desarrolladores se expandieron a las localidades vecinas generándose ahora un profundo déficit de servicios. En Rosario prohíben los barrios cerrados y en Funes los recibieron con brazos abiertos. El caso de Roldán, con Tierras de Sueños, es emblemático. Privados invirtieron 300 millones de dólares en 10 años para construir casas en terrenos que casi no tenían servicios. También ocurre lo mismo con el éxodo de industrias rosarinas a localidades que compiten por tener un parque industrial.

-¿Y Rosario no encaró ese proceso de construcción de liderazgo político metropolitano?

-Rosario siempre tuvo una mirada excesivamente endógena del área metropolitana, a diferencia de la capital provincial. Por eso la autonomía hoy la se plantea como si fuera una discusión de recursos municipales cuando la perspectiva debería ser abordar el tema desde un liderazgo provincial, y hasta nacional. No hay que olvidar que por las Aduanas de la región se exporta el 75% de la producción agroindustrial, que es uno motor central de toda la economía nacional. Una importancia económica que no tiene un correlato político/institucional. No nos podemos seguir rigiendo con la división territorial de fines de siglo XIX cuando la dinámica del siglo XXI es sideralmente distinta. Estoy convencido que nuestra comunidad regional es absolutamente viable frente a los desafíos del siglo XXI con sectores innovadores que están haciendo punta y con una situación estratégica beneficiosa por decisiones virtuosas tomadas en el pasado. Tenemos fortalezas para enfrentar la narcocriminalidad que hoy nos azota. La agenda de desarrollo ya la sabemos, lo que tenemos es que construir liderazgos institucionales y políticos metropolitanos que la llevando adelante. Y si se construyen esos liderazgos, vamos a estar logrando la reinvención de Rosario.