Cúcuta, Colombia. Enviado especial. Muchos de los miles, millones, de venezolanos que dejaron su país en los últimos años, atravesaron el puente Simón Bolívar rumbo a Cúcuta, Colombia. La frontera estuvo siete años cerrada al tránsito legal de vehículos y cargas y por eso florecieron los pasos ilegales o “trochas” donde el contrabando quedó controlado por grupos violentos que hoy se oponen al acercamiento de los gobiernos de ambos países.

A dos meses del momento histórico que significó la reapertura del lugar, en el marco de la nueva gestión del presidente colombiano Gustavo Petro, este lunes Rosario3 recorrió el puente que conecta San Antonio de Táchira (Venezuela) con Villa del Rosario y Cúcuta (Colombia). Además de las 60 mil personas que cruzan a diario a toda marcha y sobrecargados de bolsos, entre ellos los maleteros o “caleteros” que cobran por viaje, la novedad de estas semanas fue la presencia de camiones.

 


El vocero de Migraciones de Colombia afirmó que la primera semana, a fines de septiembre, solo hubo cinco camiones diarios que circularon hacia cada dirección (hacia Venezuela va comida y desde allá ingresan insumos para industrias) pero ahora ya son 25.

El puente Simón Bolívar es una de las conexiones más importantes entre dos países que estuvieron enfrentados por temas políticos y migratorios y que comparten más de 2.000 kilómetros de frontera. La Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela estima que de las cerca de 6 millones de personas que dejaron ese país, 2,5 están en Colombia.

Por este paso fronterizo, sobre el río Táchira, transitaron también algunos de los cerca de 4.500 migrantes venezolanos que existen en el Gran Rosario, según afirmó a este medio la presidenta de la Asociación Civil de Venezolanos en Rosario, Milagros Marcano. Se trata de una pequeña porción de los más de 170 mil que se instalaron en el país.

Migrantes y nacionales de ambos países en pleno cruce

El periodista de ese país radicado hace cinco años en Bogotá Rafael Sulbarán explicó a Rosario3 que las trochas son caminos controlados por grupos armados paramilitares o de la guerrilla (ELN o ramificaciones de las Farc). Se nutren del contrabando de mercancías pero también de “guiar” a personas sin la documentación en regla para ingresar a Colombia (sin pasaporte o cédula). (Ver video).

Por ahora, los gobiernos de Petro y Nicolás Maduro habilitaron el comercio de vehículos de cargas y el paso peatonal pero no el tránsito de vehículos particulares (algo que se haría desde 2023). De todas formas, este puente volvió a tener un gran movimiento.

Pero las autoridades saben que aún tienen un desafío por delante. El negocio de los caminos ilegales aún persiste. Esos grupos tienen poder de presión y se los conoce como “enemigos de la apertura”, como los definió el diputado venezolano Juan Carlos Palencia. Por eso, acá, en este puente, se libra una batalla por normalizar o al menos mejorar las condiciones migratorias de la región, que marcan todo un continente.