Un grupo de mujeres presas en el complejo penitenciario de 27 de Febrero al 7800 pidió la presencia de Leda Bergonzi. Al igual que los miles de personas que asisten cada martes a la ex Rural de Rosario, precisaban recibir la bendición de la mujer, a quien se le atribuyen “milagros”, es decir, modificaciones de estados de salud y de ánimo contundentes. La fundadora de la comunidad espiritual Soplo de Dios Viviente aceptó la invitación y concurrió al lugar el viernes pasado, junto a algunos compañeros de su grupo y sacerdotes. 

La cárcel, ubicada en la zona oeste de Rosario, aloja a cientos de mujeres que cumplen distintas penas por diversos delitos. El encierro, esa experiencia sumamente dura y casi intransferible, despierta en muchas personas la espiritualidad. Es por esto que la Iglesia católica, como también otras religiones, ofrece su presencia y contención para que los internos e internas puedan recibir la asistencia que requieran, a través de sacerdotes de la denominada Pastoral Penitenciaria, en la actualidad, a cargo del padre Fernando Bustamante, como también de curas de otras diócesis. 

La invitación a Soplo de Dios Viviente llegó a través del capellán de la penitenciaría de mujeres, el padre Ariel Barbero, en el marco de un trabajo pastoral que vienen realizando no solo con las internas sino también con el personal del Servicio Penitenciario. De esta forma, Leda se presentó en el penal con 5 miembros más de su grupo espiritual y se sumaron unos 15 integrantes de la Pastoral Penitenciaria, quienes no ingresaron a los pabellones, pero acompañaron con oraciones en el predio.

Leda durante las bendiciones en la ex Rural (Ana Isla).

El sacerdote Juan Pablo Núñez, párroco de María Reina –el templo está ubicado en Ceretti 2622–quien hace unos meses se integró a la comunidad de Leda, fue parte de la comitiva y, en diálogo con Radio 2 y Rosario3, brindó detalles sobre la intervención espiritual que llevó a cabo Leda. “Lo que viví con la comunidad de Soplo de Dios Viviente fue algo totalmente fuera de lo habitual por la presencia tremenda de Dios a través de la acción del Espíritu Santo con Leda. La verdad es que fue una experiencia muy fuerte de la presencia de Dios en las chicas”, comentó, tras advertir: “Tengo 15 años de sacerdote, he estado en varios ámbitos, sobre todo, con el tema de los jóvenes y también he trabajado en la Pastoral Penitenciaria en mis primeros años, pero esto es fuera de lo normal”.

Nuñez accedió al interior del penal junto a Leda. “Fue un sacudón, no solo para las chicas, sino también para el Servicio Penitenciario, pudimos hacer un rato de oración con ellos antes de ingresar a los pabellones. La estaban esperando”, aseguró y consideró sobre su presencia intramuros: “Creo que tiene que ver con todo esto de un Dios que se abre a las periferias existenciales, como dice el Papa Francisco en uno de sus documentos, vivamos nuestra fe cristiana haciendo lo mismo que hacía Jesús, amando a todos sin hacer distinciones”.

Y advirtió en ese sentido: “Leda es la que más vive así, no hace distinciones de personas, no le importa si es una persona común del barrio, si es un pordiosero o si es una persona que tiene mucho dinero. En esta ocasión, eran chicas que estaban atravesando una pena a partir de cosas que habrán hecho. Y, sin embargo, la presencia de Dios fue muy grande”.

Los visitantes, liderados por Leda, ingresaron a los pabellones. Se estima que bendijo a unas 70 mujeres. “Fuimos invitados por un pabellón, pero después Leda quiso pasar también a los otros”, detalló y remarcó sobre cómo fue la conexión con las internas: “Leda tiene voz, tiene esa característica en su personalidad, entra y rompe estructuras, desdramatiza situaciones”. De acuerdo a lo que contó, algunas mujeres se mostraban retraídas y algo avergonzadas y Leda las fue a buscar. “Yo he visitado muchas veces la cárcel y esto fue fuera de lo normal –recalcó– la presencia de Dios fue muy fuerte y recordaba a este Jesús del Evangelio de Mateo «Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estuve preso y me visitaste»”, observó.

La presencia de Leda y los sacerdotes en la cárcel mantuvo la lógica de los encuentros en la ex Rural –a partir de fines de diciembre se harán en el salón Metropolitano–en la que se efectúa la exposición del Santísimo Sacramento, para la liturgia católica significa la presencia de Jesús en la Eucaristía. “Hicimos lo mismo que hacemos los martes. Me surgió poner al Santísimo con una velita en la mesa donde se sientan las chicas todos los días, porque viven ahí, todo el día en el pabellón. Entonces, Jesús se sentó a la mesa con ellas, ¿no? Y recordaba y se los compartía en ese momento a las chicas que hoy Jesús, como dice el libro del Apocalipsis, 'Dios golpea la puerta y quiere entrar en nuestro corazón'”, indicó.

Evidentemente emocionado, el sacerdote detalló en relación con las bendiciones: “Fue muy fuerte, porque estando la presencia de Jesús, Leda empezó a orar, a rezar invocando al Espíritu Santo y se fueron acercando las chicas. Ella, por su parte, se acercó a quienes no se animaban. Fue muy, muy lindo. Al otro día, el padre Ariel me dijo que había sido maravilloso. Realmente, fue impresionante la presencia de Dios a través de Jesús Eucaristía y de Leda. Las chicas terminaron muy contentas, y también el personal del Servicio Penitenciario”, agregó.

“Yo le doy gracias a Dios que me permite, primero, renovarme en el sacerdocio, porque esto a mí me moviliza y me lleva a ser mejor sacerdote y, obviamente, ver lo que estoy viviendo me hace sentir bendecido y un privilegiado”; culminó.