Las siamesas de tres años nacidas en Senegal y trasladadas a el Reino Unido a los pocos meses, comparten el hígado, la vejiga y el sistema digestivo y parte del sistema circulatorio, que tienen entrelazado. Esta situación hace que por el momento no puedan ser separadas según el último informe médico que la familia obtuvo en Cardiff.

Pese a todos los pronósticos, las hermanas ya tienen una longevidad casi milagrosa según los médicos. Sin embargo, las expectativas no son buenas, pues Marieme tiene el corazón muy débill. 

Las pequeñas nacieron en Senegal, donde sus padres tenían un próspero negocio de organización de tours para turistas y que abandonaron para trasladarse a Cardiff y que sus hijas recibieran una atención médica adecuada, aunque eso empobreció a la familia. Tras la última información recibida los padres de las pequeñas debían decidir qué decisión tomar, si la de separarlas, lo que provocaría la muerte de Mariame o permitir que sigan unidas, poniendo en peligro la vida de ambas. 

Según publicó la agencia EFE, la decisión del senegalés Ibrahima Ndiaye fue la de no separar a sus gemelas siamesas, después de que médicos evaluaran que la supervivencia de una de ellas era imposible, una noticia que conmocionó al Reino Unido. 

En 2017, las pequeñas Marieme y Ndeye, que entonces solo tenían ocho meses, viajaron con sus padres desde Senegal hasta el Hospital Great Ormond Street de la capital británica con la esperanza de que los doctores pudieran ofrecerles un futuro por separado. Sin embargo, los exámenes rápidamente establecieron que Marieme cuenta con un corazón muy débil y unos niveles de oxígeno muy bajos que no aguantarían una vida independiente. 

Estos dos últimos años, el padre, junto a doctores y expertos del comité de ética, se vio ante la encrucijada de practicarles una operación que no permitiría a Marieme sobrevivir, pero que podría proporcionarle a Ndeye una vida diferenciada o, por el contrario, evitar una separación que les llevaría a ambas a la muerte. Ndiaye optó por la segunda pensando en la "igualdad" de sus hijas. "Están juntas, son iguales. Great Ormond Street fue muy honesto y muy claro conmigo en todo momento. 

Vinimos como pacientes, pero ahora somos más que eso, les considero mi familia. Nunca me sentí presionado para aceptar una operación, nunca me han faltado al respeto", dijo en declaraciones al periódico The Observer. Las siamesas, que ahora tienen tres años, empezarán la guardería a partir de septiembre en Cardiff, adonde se mudaron con su padre tras llegar al Reino Unido y después de que su madre volviera a Dakar, donde la pareja tiene otros cuatro hijos mayores. 

Tras tomar esta difícil decisión, Ndiaye, el padre de las pequeñas afirmó sentirse "un hombre afortunado de ser parte de este viaje" y poder "cuidar y hacer felices" a sus hijas. 

"Sé que habrá un momento en que tendrán que irse. Pero en este punto están luchando y también me están dando una razón para vivir. Son mi inspiración, se lo doy todo. Nunca las dejaré caminar solas", destacó.