Magalí es una rosarina de 35 años a quien le diagnosticaron Parkinson a los 29. Aquellos temblores en el lado derecho de su cuerpo, que parecían ser “por estrés”, terminaron siendo síntomas de una dura enfermedad de la que se enteró muy joven. No niega que fue duro. Incluso, en sus palabras, aún lo es. Sin embargo, está segura de algo y es que, “con fe y esperanza se puede salir adelante”.

“Es una enfermedad que no me impide seguir adelante. Mi idea es mostrarle a personas que padecen lo mismo, u otras patologías, de que nada es imposible”, dijo en el programa Telenoche (El Tres).

De acuerdo a lo que contó, presentó los primeros síntomas después del fallecimiento de su papá, a los 29 años. 

“En ese momento no me daba cuenta que era Parkinson hasta que lo detectó el doctor. Al principio parecía que era estrés y ninguno de los tratamientos de fisioterapia que hacía daban resultados hasta que el doctor me dijo: «Maga, vos tenes Parkinson. Empezamos con la medicación que te va a cambiar la vida». Hoy estoy acá”, recordó. 

En aquel momento, hace seis años, los síntomas se manifestaban con “temblores en la pierna y mano derecha y mucho dolor muscular”. “Al principio fue muy duro. No me podía levantar de la cama. Y a veces la mirada de la gente cuesta”, sinceró pero remarcó que “su familia la ayudó mucho”.

A Magalí, la pasión por la moda siempre la atravesó. Por eso, poco después de recibir el diagnóstico, lanzó su emprendimiento de indumentaria, Catalina, y empezó a vender a través de las redes sociales.

“Siempre fui una persona que estuvo en movimiento y sentí que la enfermedad no me dejaba hacer lo que a mi me gustaba: la moda”, subrayó.

Pero ese movimiento al que hace referencia, no quedó ahí. Magalí fue por más. Hace cinco meses su marca tiene un local al público. “Catalina para mí es todo. De estar acostada en una cama sin poder levantarme a hoy estar detrás de un mostrador, con la gente, es un sueño cumplido”, dijo.

En ese sentido, reconoció que si bien “hay días que está re bien”, hay otros que “está muy abajo”, pero “lo importante es seguir”.

“Viste cuando la vida te saca todo y de la nada te da lo que uno sueña. Remarco eso, que nada nos impida soñar. De chiquita siempre decía que quería tener un local de ropa”, señaló.

“Le digo a la gente que se puede, cuesta muchísimo, pero con fe y esperanza se puede. Es difícil, no digo que es fácil, hay días que estoy detrás del mostrador y me duele todo pero pasa”, cerró.