“Sabemos que en todos los barrios de la ciudad de Rosario estamos complicados. Pero nosotros queremos formar parte de la solución. Educar a nuestros jóvenes y darle oportunidades. Trabajar por la paz no es simplemente evitar situaciones de violencia. La paz es también educar, formar, dar el ejemplo, capacitar y ofrecer trabajo”, resumió el padre Claudio Castricone luego de encabezar, junto a docentes, directivos, voluntarios y alumnos, una caminata por el barrio Tablada.

Castricone y la comunidad de Tablada organizaron una caminata por la paz en muestra de unión y fraternidad, y en contraposición a la violencia y la lucha por el territorio entre las bandas dedicadas a la venta de drogas. 

“Hay que insistir con el camino de la política a largo plazo, la de los gobiernos articulados con el resto de las instituciones. Con políticas que colaboran como los programas Santa Fe Más, Progresar Trabajo, Primer Empleo. Programas que nos permitan competir con la oferta tentadora que el narcotráfico le acerca a nuestros chicos”, dijo el sacerdote que está al frente de la parroquia Nuestra Señora de Fátima.

“No es solo una oportunidad de acceso a dinero fácil, sino la oferta de una salida laboral, un trabajo digno y estable. El crecimiento económico, la baja de la desocupación se debe cuantificar en los barrios. Lograr que las familias eduquen para el bien y el Estado esté presente con políticas como las mencionadas. Si hay una capacitación en curso, también debemos aumentar la oferta de trabajo y con sueldos dignos para nuestros jóvenes”, concluyó Castricone.

Capacitación y deporte

En el otro extremo de la ciudad, el padre Marcelo Ciavatti, del barrio Santa Lucía -ubicado en el Distrito Oeste- sostuvo que gracias a las herramientas del Estado como el programa Santa Fe Más, lograron dictar 12 cursos de capacitación a jóvenes de la ciudad, realizar actividades deportivas y llevar a cabo el proyecto Parque Huerta, donde de manera cooperativa se producen alimentos sanos con metodologías sustentables.

“Gracias al trabajo asociado con el Estado provincial y el Ministerio de Desarrollo Social, pudimos abrir seis ollas populares y dos merenderos. Hablamos de una gestión pública que los vecinos valoran”, dijo Ciavatti, quien agregó: “Muchos de nuestros vecinos no tienen acceso a algunos trámites. Ahí está el Estado para facilitarles el acceso a un documento, un certificado de conducta, retomar los planes de vacunación o tener un apoyo escolar, por ejemplo”.

Para Ciavatti, “la realidad pospandemia es muy compleja, pero sería infinitamente peor sin la presencia del Estado, articulando con las distintas organizaciones no gubernamentales para contener y ofrecer una salida”. 

Cabe recordar que en los operativos multiagenciales se gestionan DNI, se vacuna contra el coronavirus, se toman reclamos de viviendas Fonavi, se realizan testeos de VIH y se asiste a personas con consumos problemáticos de drogas. Los mismos tienen presencia en toda la ciudad y esto se repite en otros distritos de la provincia. El objetivo es llevar el Estado a los barrios, donde la gente más lo necesita.

Revalorizar la vida del otro

Por su parte, el padre Fabián Belay, referente de la Pastoral de Drogadependencia del Arzobispado de Rosario, opinó que en medio de una sociedad que sólo busca excusas para estar dividida, “es importante contar con un Estado presente que evite la degradación social y humana”.

Belay habló de los esfuerzos que hicieron jóvenes estudiantes de Rosario y Santa Fe que se sumaron al voluntariado para hisopar, vacunar y asistir en materia social y alimentaria durante los meses más duros de pandemia y dijo: “Lo que necesitamos son ejemplos como estos. Sentarnos para ver cómo trabajamos para salir adelante juntos. Revalorizar la vida del otro. Capacitar, educar, dar empleo para dignificar. Se están haciendo esfuerzos muy importantes.

El gran desafío es seguir trabajando por el bien común. Que la política, los gremios, las iglesias y las organizaciones sociales apostemos al bien común”.