Rosario sufre este año, al igual que el país, el mayor brote de dengue de su historia. La epidemia generó más contagios y, por lo tanto, más casos graves y fallecidos. A esa lógica estadística se le suma un segundo factor: en 2024 circula con más prevalencia el serotipo 2, asociado a complicaciones de salud más severas.

Hasta la semana 14 reportada por la Secretaría de Salud de Rosario, los casos acumulados superan los 19 mil (casi cinco veces el total del año pasado). El 52% de los contagiados confirmados por laboratorio corresponde a la cepa 2, mientras que el 47% es por la 1. 

La mayoría de los enfermos con evoluciones graves e incluso tres de cada cuatro fallecidos son de esa variante 2. Los cinco decesos informados la semana pasada, con diagnóstico confirmado de dengue en la provincia, habían contraído ese tipo de virus (dos pacientes eran del departamento Rosario). En total, hasta la semana 14, de los 20 muertos en Santa Fe (nueve del departamento Rosario), 15 tenían la cepa 2.

En cambio, en 2020, la ciudad tuvo 1.506 casos confirmados y las variantes que circularon fueron la 4 (en un 70%) y la 1 (30%). Primero fueron importadas por personas que viajaron a Brasil y Paraguay y luego se instalaron en la ciudad con casos autóctonos porque el mosquito aedes local pica y transmite la enfermedad, explicó Matías Lahitte, director de Epidemiología municipal, a Rosario3.

La prevalencia de la cepa 2 en Rosario es una novedad de las temporadas 2023 y 2024. No se había dado en brotes anteriores (ver gráfico con línea interactiva por cepa).

Los serotipos y las diferencias

 

“El virus del dengue corresponde a la familia Flaviviridae. Existen cuatro serotipos con distintas características y, a su vez, cada uno (dengue 1, 2, 3 o 4) puede tener distintos genotipos”, afirmó el jefe del área de Biología Molecular y Celular del Cemar, Sergio Lejona.

El bioquímico dijo que “cada brote tiene su particularidad en cuanto a su patogenicidad, es decir la capacidad para producir enfermedades en huéspedes susceptibles, en este caso los humanos”. Los serotipos de dengue 2 y 3 están asociados a cuadros más graves que los 1 y 4.

La percepción compartida de que este año hay más casos graves (amigos, familiares o compañeros de trabajo que están varios días en cama con dolores intensos o que incluso son internados) se sustenta, entonces, en dos factores.

En primer lugar, estadístico: a mayor cantidad de contagios hay más enfermos con complicaciones. Y, en segundo plano, la prevalencia de una cepa más agresiva que años anteriores. 

Hasta la semana 14, el 52% de los contagiados de Rosario confirmados por laboratorio corresponde a la cepa 2 (638 casos estudiados), mientras que el 47%, a la 1 (581 casos). No hay presencia del serotipo 4 detectado por muestras y del 3 apenas hubo dos contagios verificados (importados).

Si se analizan los fallecidos, los cinco informados la semana pasada por la provincia eran todas personas con dengue 2. En el último reporte de este viernes, se notificaron 20 decesos en total, con diagnóstico confirmado de dengue hasta la semana 14. 

El porcentaje con dengue 2 superaba el 80% hasta la semana 13 y ahora bajó a 75% (15 casos del total). Le sigue, mucho más abajo que en el porcentaje de contagiados, los muertos con cepa 1 (tres personas). En otros dos casos se realizó el diagnóstico por detección de antígeno (otro tipo de muestra). 

Puesto en contraste, la cepa 2 que no estaba presente en brotes anteriores explica poco más de la mitad de los contagios en 2024 pero se eleva a tres de cada cuatro entre los fallecidos (y a veces más, depende de la semana epidemiológica).

Coinfección, segundo contagio e inmunidades

 

Lejona contó a Rosario3 que el estallido de casos de este trimestre generó situaciones que antes se veían muy poco. Por ejemplo, constatar la coinfección al mismo tiempo de dos serotipos. “Se empiezan a ver estas cosas además de tener más enfermos graves y óbitos”, amplió y recordó el primer brote que enfrentó en 2009 fue de dengue 1, cuando se desató una epidemia en Hersilia, localidad del noroeste santafesino. “Pero esta es muy superior en números”, diferenció.

Distinto a la “coinfección” es el escenario cuando un paciente contrae un tipo de virus y más adelante otro distinto. Allí hay un par de cuestiones a analizar, explicó el especialista del Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias Rosario (Cemar), que además es referencia provincial de diagnóstico dentro de la red nacional.

Alan Monzón/Rosario3

 

Después de haber tenido dengue 1, por ejemplo, una persona desarrolla anticuerpos. Al principio, de tres a seis meses, genera un “inmunidad heteróloga” que sirve para todos los serotipos. Pero después, esa defensa del cuerpo se vuelve solo específica para la cepa: “inmunidad homóloga”.

Entonces, a la temporada siguiente, puede volver contraer una segunda infección (de las subespecies 2, 3 o 4). Se suele asociar esa condición a una enfermedad más grave. No siempre es así pero sí es posible generar una “respuesta inmunológica exacerbada”. Es decir, que las propias defensas del cuerpo sobreactúan y eso incrementa el riesgo de hemorragias y otros signos de alarma.

“Esa reacción no es algo general ni que pueda extenderse a todos los casos. Hay que comprender que existen múltiples relaciones entre el virus y el huésped, no solo porque hay distintos serotipos y características, también las personas y sus sistemas inmunes son diferentes”, definió Lejona.

Y agregó: “Hay casos en otros países que contrajeron las cuatro variantes y tienen anticuerpos para las cuatro”.

Vacuna y primeros fríos

 

La inmunidad que genera la vacuna se logra al introducir un “virus atenuado” que será tetravalente, efectiva contra las cuatro cepas. 

Aunque algunos médicos reclamaron a los gobiernos iniciar un plan de inoculación para hacer descender la cantidad de evoluciones graves, Lejona advirtió que eso podría sumar una complicación.

Como la vacuna introduce un virus atenuado, es factible que genere algunos síntomas, como fiebre o dolores de cuerpo. “¿Cómo sabríamos en medio de esta epidemia si es un contagio o la vacuna? Eso sería un riesgo”, señaló.

Alan Monzón/Rosario3

 

Con respecto al descenso de las temperaturas de esta semana, el titular de Biología Molecular del Cemar señaló que contribuye a enlentecer el proceso de reproducción del mosquito y que el adulto esté menos activo (y por lo tanto pique menos). 

Pero se necesitan varios días del termómetro por debajo de 15 grados para que el insecto se vaya. De todas formas, quedarán los huevos para eclosionar y reiniciar el proceso cuando regresen las temperaturas cálidas.

Ese proceso suele dar a Rosario, al menos hasta ahora, un intervalo sin infecciones (de agosto a diciembre) que se puede acortar como consecuencia del cambio climático, pobreza estructural y urbanizaciones descontroladas. En otras provincias argentinas, el dengue ya es endémico y, advierten los especialistas, es importante conocer una enfermedad que llegó para quedarse.