Una joven rosarina llegó al país desde Australia, país donde se detectaron nuevos brotes de coronavirus, y denunció la ausencia de controles tanto en Ezeiza como en Rosario para evitar la propagación del covid-19, con algunos detalles que llaman la atención. 

Ana Clara describió una serie de irregularidades que comenzaron en el aeropuerto de Buenos Aires, principal del país, y siguieron en la terminal de colectivos local, de acuerdo a su relato.

“En Ezeiza no nos realizaron ningún control de temperatura ni nada y nos dijeron que eso lo harían en Rosario. Pero cuando llegué a la terminal de ómnibus, a las 4 de la mañana, no había ningún representante del Ministerio de Salud o de Transporte”, señaló en el programa La primera de la tarde (Radio 2).

“Había sólo tres policías sin barbijo –siguió la joven que volvió de Australia– que nos tomaron la temperatura con un termómetro digital normal (no pistola), que compartimos entre cuatro y me dijeron que me tomara un taxi para ir al domicilio donde tengo que hacer la cuarentena”.

Cuando preguntó por qué no hacían ese procedimiento con la "pistolita", le dijeron que la tenían "guardada en una caja". "Se rompió la cerradura y no nos quisieron mandar un cerrajero", respondieron, según la mujer.

Sobre su viaje en taxi, contó Ana Clara, ella les explicó a los agentes que nadie podía buscarla y preguntó si no era conveniente evitar el contacto con otras personas pero los policías no le dieron otra alternativa que los coches del sistema público.

“Además, conmigo venía un chico de San Nicolás y a él le dijeron que se tomara un colectivo de línea”, dijo para graficar la ausencia de controles y medidas preventivas ante eventuales contagios a terceros desde el propio Estado.

“Ninguno de ellos tenía barbijo ni ninguna medida de seguridad. Ni siquiera el que nos tomaba la temperatura. Bastante negligente todo”, dijo y aclaró: “En Ezeiza tampoco y había gente que venia de todos lados. La realidad es que no tuvimos ningún tipo de control”.

Ezeiza, principal punto de ingreso de personas que vienen de otras partes del mundo, y la estación Mariano Moreno en Rosario, deberían ser puntos de extremo cuidado para frenar la propagación de la enfermedad causada por el covid-19.

El testimonio de Ana Clara desnuda una falencia grave (y una contradicción) del Estado en ese sentido. Es el mismo Estado que define aislamientos y restricciones de actividades.

De hecho, esta semana, Australia registró la mayor cantidad de casos de coronavirus en ese país y la segunda ciudad más grande del país, Melbourne, ordenó el cierre de 36 barrios por cuatro semanas ante un rebrote de positivos.