Este viernes, una mujer y sus tres hijos tuvieron que ser hospitalizados por haber inhalado monóxido de carbono, un peligro que se acrecienta con las bajas temperaturas. El monóxido de carbono (CO) es un gas venenoso que se produce por la combustión incompleta del carbono presente en materiales como leña, carbón de leña, gas, kerosene, alcohol, gasoil y nafta, y que puede resultar fatal.

El principal peligro de esta sustancia potencialmente mortal es que resulta imperceptible, porque no tiene color, olor ni sabor, y no irrita los ojos ni la nariz. Está presente en el humo expulsado por automóviles y camiones, candelabros, estufas, fogones de gas y sistemas de calefacción en general.

Los síntomas y reacciones más frecuentes que requieren la inmediata ayuda médica son: 

  • Dolor de cabeza.
  • Náuseas o vómitos.
  • Mareos, acompañados de cansancio.
  • Letargo o confusión.
  • Alteraciones visuales.
  • Desmayo o pérdida de conocimiento.
  • Convulsiones.
  • Estado de coma.

Ante el más mínimo de estos síntomas, hay que pedir asistencia. También, hay medidas de prevención: 

  • Dejar una ventilación permanente en cada ambiente. Además de ventilar toda la casa una vez por día, es fundamental mantener siempre abierta una ventana o puerta en los ambientes calefaccionados, incluso cuando hace frío.
  • Observar que la llama de gas sea siempre de color azul. La amarilla o anaranjada es signo de mala combustión y generación de monóxido.
  • En caso de utilizar brasero o estufa a querosén, apagarlos afuera de la casa antes de irse a dormir, siempre. No dormir nunca con estos artefactos encendidos.
  • No instalar calefones en el baño, ni en espacios cerrados o mal ventilados. En toilettes y dormitorios solamente instalar artefactos con salida al exterior (de tiro balanceado).