El frustrado robo a un quiosco “inteligente” en la localidad de Hurlinghman, que incluyó la ridícula escena de un ladrón sacando un arma para apuntarle a nadie, pues el local se atiende a distancia, sacó a la luz esta nueva modalidad que busca, fundamentalmente, garantizar la seguridad.

¿Cómo funciona el quiosco inteligente? El cliente entra al local y no hay nadie que lo atienda: los productos en venta se exhiben dentro de un estructura irrompible de madera y acrílico. No hay forma de poder agarrarlos directamente.

El comercio tiene dos puestos: por un lado una máquina en la que elegís el café o la golosina que querés y, por el otro, una pantalla en donde una operadora atiende a los clientes. A través de un buzón el cliente paga en efectivo o a través de un código QR. Segundos después se abre un locker y aparece el producto con el vuelto correspondiente.

Los empleados están en otro lugar atienden a la distancia, gracias a una serie de cámaras que están ubicadas en el quiosco. Otras cámaras monitorean en forma permanente todo lo que pasa y los empleados pueden dar aviso rápidamente a la policía ante cualquier incidente.

El dueño del negocio de Hurlingham contó que para instalar un local de estas características se requiere una inversión aproximada a los 30 mil dólares.