La pandemia de coronavirus reforzó las condiciones de desigualdad económica que ya imperaban en Rosario. A las postales de vacunatorios, barbijos, abrazos a escuelas y otros tipos de reclamos, se le suman algunas menos difundidas: gente juntando cartones, papeles, vidrios, plásticos en los contenedores de basura como forma de sobrevivencia económica.

Más allá de este incremento del cirujeo o el cartoneo por necesidad, la actividad es una ocupación estable de muchos rosarinos y rosarinas –más de 500 de acuerdo un censo elaborado por la Municipalidad de Rosario–quienes integran de esta forma una cadena productiva que culmina con la utilización de estos materiales para la fabricación de una gran variedad de productos.

Uno de esos últimos eslabones lo conforma Cartón Gris, una fábrica de reciclado de papel ubicada en la zona sudoeste de Rosario, cuyo titular, Esteban Hernández habló este sábado en Radiópolis Weekend, el programa de Roberto Caferra en Radio 2. Consultado sobre el cartoneo en la ciudad, aclaró: “Las personas que juntan cartón también recolectan vidrio y plástico. Para beneficiarlos hay que aumentar la capacidad de reciclar cosas porque así habría más demanda, más posibilidad de que vendan lo que juntan”.

Para Hernández “hay un compromiso social en la clasificación de la basura” e insistió: “Reciclar es un compromiso”. Esa premisa es la que lo llevó a fundar junto a su hermano en 1984 la firma que hoy permite transformar el cartón y el papel.

“Cuando empezamos nos preocupaba hacer algo sostenible, sustentable y vivir de eso. Nos intrigaba como hacer con la antinomia que había hace 40 años entre una actividad económica que te permitiera vivir y ser amigable con el medio ambiente. Hoy esa conciencia sustentable está más entendida pero era muy complicado en ese momento”, recordó sobre la génesis del proyecto que hoy se nutre de los materiales que reúnen los recolectores. “Todavía somos los cirujas para algunos, así nos decían los amigos cuando empezamos y yo lo vivo con orgullo, lo tomo como una contribución a una cadena que necesita reciclar”, agregó.

“En el 84’ cuando pusimos en macha la fábrica, la pobreza era 4 veces menor que ahora, había gente que reciclaba y hacía la recolección sistemática pero no era tanto el ciruja”, continuó y detalló que, actualmente, paga entre 18 y 30 pesos el kilo de cartón, dependiendo el grado de limpieza y clasificación que tiene.

Hernández fabrica bobinas de cartón plano cuyo destino es múltiple: “Vendemos el cartón para envases redondos, un dulce de leche tradicional se comercializa con nuestro cartón, vendemos para la industria metalmecánica que envasa grasas y aceites y también el nucleo del papel higiénico”, detalló.

Sin embargo, más allá del camino recorrido en materia de cuidado del medio ambiente, advirtió sobre el actual escenario: “Acá se autoclasifica poco, no se logra ni se valora”.