Pablo Agustín Rodríguez, un adolescente de 17 años, desapareció hace una semana en el río Paraná en la zona de Pueblo Esther y sus familiares, que viven y trabajan desde hace generaciones de la pesca, no solo lo buscan con desesperación sino que sospechan que pudo haber sido víctima de un asesinato no investigado. 

“El motor de la lancha estaba en punto muerto, o sea que no estaba navegando ni se cayó o le apareció algún tronco. Además, las redes estaban tiradas en el río, no se pudo haber enganchado”, detalla Pablo Enrique, el papá del joven, también pescador y de 40 años.

Padre e hijo estaban amenazados de muerte por otra persona de la zona, que el hombre define como un “delincuente pesado”. Hace un año fueron atacados y golpeados. “Se me subieron al bote cuatro o cinco para pegarme y también a mi hijo que estaba en la orilla, le dieron con palos y remos mientras otros gritaban 'mátenlo, mátenlo'”, recuerda en diálogo con Rosario3.

Por todo eso, el papá del chico desaparecido hace una semana en el río no cree que se trate de una accidente sino que, sospecha, a su hijo lo mataron. “Nadie investiga nada, nadie interroga a nadie, no vemos movimientos. Dicen que no hubo testigos pero es una zona donde hay muchos pescadores”, agrega.

Desde Fiscalía aseguraron a este medio que el relevamiento de pistas en la embarcación del chico no detectó signos de violencia, no descartan hipótesis de lo ocurrido y priorizan la búsqueda del paradero. 

Un misterio

 

El miércoles 6 de septiembre a las 18 Pablo Agustín salió de su casa en la costanera de Pueblo Esther. Era hora de levantar las redes, tiradas en el Paraná, río arriba. Lo esperaban para comer unos choripanes a las 19.30 pero no volvió. Su padre pensó que se le podría haber roto el motor y le pidió a un compañero, que salía a las 20 a pescar, que lo buscara.

Ese joven regresó a la medianoche, cuando lo habitual en una tirada son dos horas, sin novedades. Volvió a salir a las 2 de la madrugada con otro colega y entonces, dice Pablo Enrique que le dijeron, vieron la embarcación vacía y el motor en punto muerto.

–Ese es el bote de Pablincho.

–Shhh, que acá está toda la bronca.

Con ese dato, ese mismo jueves temprano, el padre del joven desaparecido salió a buscarlo. No vio nada raro, el motor funcionaba perfecto, no había rastros en las orillas ni testigos pese a ser una zona concurrida.

A las 10 de la mañana del jueves 7 hizo la denuncia en Prefectura y lo retuvieron hasta las 15. “Se quedaron con la canoa Calchaquí (para pericias) y entonces salgo a buscar a mi hijo con una embarcación prestada”, cuenta.

Pablo Enrique descree de la hipótesis de un accidente. “Es un joven de 17 años, un baqueano, conoce el río, sabe nadar”, define. En cambio, sospecha del grupo que los atacó a golpes y los amenazó de muerte varias veces. Después de aquel incidente, hace un año, los Rodríguez cambiaron de zona de pesca.

Empezaron a tirar la red río arriba, hacia Puerto Alvear. Cuando cae, la recogen con peces si hay suerte, más abajo, frente a su casa (en Rioja y Costanera, bajada Colacho de Pueblo Esther). Pero en ese punto es donde inicia la zona de los otros.

“Mi miedo es que se hayan cruzado cuando él salió a levantar y le dijeron algo o pasó algo ahí”, piensa el papá del joven que hace una semana lo vio salir por última vez de su casa que mira hacia el Paraná.

Una búsqueda sin novedades

 

Según fuentes policiales, después de la denuncia del jueves 7, los Bomberos Voluntarios de Pueblo Esther pidieron autorización a la Policía provincial para realizar una búsqueda aérea y terrestre en la zona donde encontraron la canoa de Pablo.

Ya con la intervención del fiscal Fernando Dalmau en la causa por búsqueda de paradero, se hicieron pericias en la lancha secuestra. Se buscaron rastros de sangre con luminol, entre otras tareas, que dieron negativo.

Desde el Ministerio Público de la Acusación (MPA), aclararon a este medio que el caso ingresó como denuncia de paradero y más tarde se aportó el dato de un conflicto previo con unas personas y las sospechas de los familiares.

“Al momento de recibir el aviso de la denuncia en la Unidad de Flagrancia, quien estaba en turno, fiscal Dalmau solicitó activar el protocolo de paradero. Se solicitó colaboración a sección caballería y perros de Prefectura Naval, y asociación civil de bomberos de Pueblo Esther. También se realizó rastrillaje aéreo”, señalaron. La prioridad es encontrar a Pablo Agustín Rodríguez.

“No vemos que interrogan a alguien, que investiguen. No sabemos nada”, dice el papá y baja un tono: “Se extraña. Tiene cinco hermanos más chicos, él es un compañero, pescamos juntos, nos ayudamos, somos una familia unida”.

Además de ayuda para combustible en la búsqueda que hace la propia familia Rodríguez, con apoyo de amigos y de la Municipalidad, el papá del joven pide a quien puede aportar datos se comunique al 3415417368 (Pablo) o al 3402534942 (Gabriela).

También se puede llamar a los números oficiales: 911, 106 (Emergencias Prefectura) o (03402) 428341 (Prefectura Arroyo Seco).