Ya casi sin casos locales de coronavirus, China realizó este sábado un homenaje nacional a sus médicos y profesionales de la salud.

El gobierno destacó el sacrificio de los más de 3.000 trabajadores de la salud que contrajeron la covid-19 y a los 14 que murieron por esa enfermedad causada por el nuevo coronavirus detectado en Wuhan, provincia de Hubei, a principios de diciembre.

El país donde surgió el brote hace cuatro meses ha ido levantando gradualmente restricciones a movimientos y hoy anunció un nuevo contagio en el epicentro de la epidemia, la ciudad de Wuhan, y otros 18 de personas llegadas desde el extranjero.

También hubo cuatro nuevas muertes, con lo que el total oficial trepó a 3.326.

Entre esos últimos figuró el médico Li Wenliang, quien fue reprendido por la policía por hacer público el brote pero que desde entonces ha sido reivindicado y agregado a la lista nacional de "mártires" de la pandemia.

A las 10 de la mañana, los ciudadanos se quedaron de pie y en silencio en las veredas, mientras los automovilistas tocaban bocina y sonaban las alarmas antiaéreas colocadas en casi cada esquina del país para alertar a la población ante una catástrofe.

En la capital, Beijing, mucha gente sola, en parejas o decenas de personas en grupo se juntaban en silencio, cubiertos con mascarillas, durante tres minutos en recuerdo de las víctimas.

Muchos miraban hacia abajo o al frente con los ojos cerrados, otros se congregaban junto a una cercana bandera china a media asta y todos concluyeron el silencio con un grito de "¡Vamos China!" seguido de un aplauso.

También las sirenas de trenes y barcos acompañaron los minutos de silencio de la población entre el ensordecedor ruido de las bocinas de los coches, informó la agencia de noticias EFE.

El presidente del país, Xi Jinping, junto a otros dirigentes como el primer ministro, Li Keqiang, vestidos de traje negro adornados con un clavel blanco, guardaron también tres minutos de silencio desde las instalaciones del complejo de Zhongnanhai, la sede del gobierno.

En Hubei, el gobierno provincial anunció que declararía a 14 trabajadores de la salud como "mártires" -el mayor título honorífico del Partido Comunista- entre ellos 12 médicos que murieron combatiendo en primera línea la enfermedad.

Uno de ellos es Li, oftalmólogo de 34 años, quien semanas después de ser amonestado por "propagar rumores" contrajo el virus y murió, lo que desató una ola de homenajes y críticas en las redes sociales chinas por la actuación de las autoridades al intentar silenciarlo.

En las últimas semanas, en las que los casos procedentes del exterior centraron la atención de China, ha empezado a sentir en su propia piel las consecuencias de que se piense que esos contagiados son extranjeros cuando es justo al contrario.

Hace 15 días, el 80 % de los casos de coronavirus "importados" eran de chinos y solo un 20 % extranjeros, porcentaje este último que se habrá reducido a casi cero desde que China cerró hace una semana sus fronteras a los foráneos, incluso residentes, excepto a los diplomáticos.

Todo aquel que entra, no obstante, debe cumplir una estricta cuarentena de 14 días en un hotel a su costa.

En Wuhan, los ciudadanos guardaron también tres minutos de silencio.

En la plaza Yiyuan, junto al río Yangtsé que atraviesa la ciudad, se realizó una ceremonia oficial en memoria de las víctimas, reservada solo para las autoridades.

Wuhan fue puesta en cuarentena total el 23 de enero en un esfuerzo por contener la propagación del virus, y ha sido elogiado como una "ciudad heroica" por el liderazgo del Partido Comunista por los sacrificios hechos por sus 11 millones de personas.

La provincia de Hubei, de la cual Wuhan es capital, también estuvo en cuarentena desde esa misma fecha de enero hasta la semana pasada.

Algunas restricciones a los movimientos han sido relajadas en Wuhan, donde la cuarentena total será formalmente levantada el próximo miércoles 8 de abril.

En la plaza Yiguan de Wuhan, al menos 200 personas se concentraron en silencio, muchas de ellas vestidas de negro, entre visibles escenas de emoción.

"Este día de duelo supone un gran consuelo para la gente de Wuhan. Para ellos y para los héroes que llegaron a ayudar, y por supuesto para las víctimas y sus familias", dijo a EFE un hombre que guardó los minutos de silencio frente a la plaza, en los aledaños de la sede del gobierno local.

Cerca de él, una mujer apenas podía contener las lágrimas.

"Estoy sobrecogida. Cuando veo a una persona pasar, aunque no la conozca, tengo ganas de decir que hay que apreciar más la vida y la de los que te rodean. Esto nos ha demostrado nuestra propia fragilidad", dijo.