«Las ciencias humanas están en crisis en todo el mundo», advirtió el filólogo y educador israelí Elitzur Bar-Asher Siegal, quien reflexionó sobre sus propuestas de innovación para la currícula universitaria «del futuro», con el propósito de que «los estudiantes se expongan a la mayor cantidad de conocimientos posibles para tener más productos digitales, culturales y artísticos».

Bar-Asher Siegal
Bar-Asher Siegal

Bar-Asher es profesor de lingüística, filología y director de la Facultad de Humanidades de la Universidad Hebrea de Jerusalén (Israel), donde dirige el programa «Humanitas» de innovación de esa institución y trabaja para proponer una remodelación de los planes de estudio universitarios.

Durante su visita a la Argentina, el educador israelí dialogó con Télam sobre «la crisis de la matrícula de las ciencias humanas», y propuso adaptaciones orientadas a lo que definió como «el currículum del futuro».

«Cada vez menos estudiantes vienen a las ciencias sociales»

«En general, hay una crisis alrededor del mundo en la que cada vez menos estudiantes vienen a las humanidades. Vivimos en un mundo que cambia rápido, con la perspectiva de la inteligencia artificial, y donde las universidades se están quedando atrás, volviéndose más conservadoras. En este momento, hay que restablecer la relación», explicó Bar-Asher.

En este sentido, la principal propuesta del investigador se basa en que el «producto», en términos de producción de las ciencias humanas -mayoritariamente artículos académicos-, debe ampliarse a otros campos.

«Un artículo (académico) es un producto, uno muy importante, pero tiene una sola forma. Creo que es malo si es todo lo que tenemos y nada más», aseveró.

Sobre este punto, sostuvo que se está en un momento de cambio con la inteligencia artificial y la industria. «Es nuestra responsabilidad ser parte de esto que está pasando. Si solo pensamos en artículos va en una sola dirección, pero si pensamos en productos digitales, artísticos, educacionales, podemos pensar en conceptos y formas diferentes», graficó.

Las nuevas tecnologías en las carreras de ciencias sociales

Consultado sobre si la aplicación a nuevos formatos sería en detrimento de la producción teórica, aseguró que «no se trata de reemplazarla», sino que «debería desarrollarse un componente de aplicación, pero debería ser un aspecto y parte de lo que hacemos en las universidades».

«Hoy en día los estudiantes hacen artículos, ese es el producto. Pero podemos tener más productos. Por ejemplo, un profesor de historia puede crear una exhibición en un museo, otros pueden hacer podcast, podemos trabajar en una aplicación digital», ejemplificó.

Estos ejemplos «son diferentes de los productos -artículos- de las humanidades, y lo que necesitamos hacer es tratar de desarrollarlo y que si un estudiante tenga ganas de hacerlo, sepa cómo», señaló.

En el sitio oficial de la facultad de Jerusalén, que lleva adelante el programa de innovación de la currícula, se destaca la importancia del desarrollo de «una cultura que esté orientada a entregar productos prácticos a partir de la investigación teórica, establecer una comunidad empresarial, forjar lazos con la industria y crear las bases para el desarrollo de proyectos orientados a los negocios».

Este modelo, aseguró Bar-Asher, pone en juego la vinculación entre «el gobierno, las universidades y la industria».

La «crisis global» que atraviesan las ciencias humanas, según el educador israelí

Referido a la «crisis global» que atraviesan las ciencias humanas, alertó que esto no se debe a la falta de interés sobre las humanidades o al consumo de sus producciones, sino que «el problema es que las personas no están interesadas en estudiarlas en las universidades en una forma profesional».

«No estoy de acuerdo con que la gente no esté interesada en las humanidades, pero muchos no están interesados en la universidad. La pregunta -reflexionó- es ¿cómo hacemos la conexión con el público, y cómo la hacemos relevante?».

Entre sus propuestas, se encuentra la articulación entre «personas de la industria y profesores de universidades para el desarrollo en conjunto».

«Lo que realmente queremos es tener la mayor cantidad de gente estudiando humanidades, pero no solo humanidades, de este modo también nos preguntamos cómo hacemos buenos desarrollos en todas las áreas de conocimiento de las ciencias, y cómo lo actualizamos a lo que necesitamos ahora».

El rol docente según el educador israelí

En cuanto al rol docente, Bar-Asher sostuvo que «los profesores no están entrenados para pensar en términos de productos y tampoco tienen el conocimiento para hacerlo, y hacerlo rápido», por lo que insistió en la articulación con la industria.

«Las universidades tienen que hacerlo, pero no todos los profesores deben hacerlo. Por eso necesitamos que sea parte de la currícula. Creo que si alguien es un profesor de la misma manera que los estudiantes escriben proyectos, sean parte de esa guía y trabajen juntos. Es un entrenamiento que hay que desarrollar y reformar para encontrar nuevas formas», señaló.

En términos curriculares, consideró que tanto Argentina como Latinoamérica tienen «habilidad para cambiar rápido y son más flexibles con el currículum».

«La diferencia entre los cambios en el currículum es que hay que tener una educación más amplia y asegurarse de que los estudiantes actualmente se expongan a la mayor cantidad de conocimientos posibles», concluyó.

Fuente: Télam (Por Florencia Vaveluk)