Los resultados del Censo 2022 difundidos por el Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina (Indec), en la provincia de Santa Fe, sobre el máximo nivel educativo alcanzado por la población de más de 25 años, son alarmantes: un 41,8 por ciento de las mujeres y un 50 por ciento de los hombres encuestados respondieron haber realizado el secundario de manera incompleta. Esto a pesar de que rige una ley que establece la obligatoriedad de culminar el nivel secundario (la ley de educación nacional n.º 26.206). Rosario3 buscó conocer la mirada de tres alfabetizadores -una de ellos también docente escolar- y del ministro de Educación, José Goity, en torno a esta problemática.

El funcionario de la cartera educativa aseguró sobre esta realidad: “Son números altos y preocupantes. En muchos casos es un esfuerzo muy grande para las familias que los chicos continúen el secundario, a veces porque deben salir al mercado laboral informal, otras por el costo del traslado. Otros desisten de sus estudios y son los denominados «Ni/ni» (no trabajan ni estudian)”.

En su mirada, “el desgranamiento (abandono escolar) comienza a partir del nivel secundario". Y agregó en este sentido: "La cobertura de cantidad de alumnos en la primaria sí es alta, pero en el secundario nos preocupa el asunto de garantizar la obligatoriedad”.

Silvia Jiménez es vicedirectora de la escuela “Teniente General Richieri”Nº 64 y alfabetizadora del Centro de Alfabetización y Educación Básica para Jóvenes y Adultos n.º 329 (Caeba). En diálogo con Rosario3 consideró que en Rosario se observa una alta deserción de alumnos al momento de acceder al nivel medio: “Vemos mucho cómo abandonan en la etapa que pasan al secundario, tanto en las escuelas como en las alfabetizaciones”.

Recuadro de población con gráficos de torta por nivel educativo, donde en color violeta claro se destaca el nivel "hasta secundario incompleto", que indica la deserción. (Indec)

Más allá de las encuestas, el abandono del estudio también se advierte entre quienes son alfabetizados en los barrios por fuera del circuito escolar tradicional.

Tres alfabetizadores de Rosario, entre ellos Silvia Jiménez, compartieron su parecer en relación con la problemática y en este marco, coincidieron en que el abandono escolar en el pase entre la primaria y la secundaria, “se acentuó con la pandemia por la falta de conectividad que tenían los asistentes”.

Jésica Gindin es alfabetizadora del centro cultural Oveja Negra, de la organización política "Descamisados". El taller de Alfabetización popular que coordina se llama "Ahora es cuando", adonde asisten, en su mayoría, mujeres jóvenes y adultas, y suelen hacerlo “para ayudar en las tareas escolares a sus hijos y nietos”. Desde su experiencia, “se ha profundizado mucho la deserción durante la pandemia. La coyuntura económica hizo que mucha gente de sectores populares dejen los estudios (aun desde muy pequeños) para dar sustento a la familia, e incluso vemos que muchas mujeres se quedan en los hogares cuidando hermanitos para que sus madres salgan a trabajar".

En Oveja Negra trabajaban con unos 15 alumnos y alumnas hasta que llegó la pandemia. “Fue muy difícil sostener el espacio por la falta de conectividad de los alumnos. Volvimos a la presencialidad y bajó mucho la cantidad de personas que asisten, a pesar de la voluntad de los alfabetizadores”, señaló Gindin.

Guillermo Cabruja es referente de la organización Alfabetización Santa Fe, que trabaja en algunos barrios rosarinos y en cuatro cárceles. Y desde su experiencia, “los centros de alfabetización tienen deserciones porque no hay obligatoriedad de asistencia”, y esto se suma a que “desde el Estado se niega su realidad porque no se les destina los recursos necesarios”.

El asunto con la educación, según Cabruja, es que “todo funciona dentro del sistema oficial, y si no, no existe. La Municipalidad se escuda en que ellos no se encargan de la educación. En la Provincia se enfocan en lo oficial. Y eso se suma a que el sistema no está preparado para ir a buscar a sus casas y reinsertar a las personas que dejaron la escuela”.

Jiménez desarrolló un trabajo de campo en este sentido, en el marco de su asistencia al Profesorado de Filosofía. Allí, como alumna, decidió profundizar por las razones de la claudicación de tantos jóvenes en séptimo grado. “Los alumnos que terminan de cursar en el Caeba, comienzan el secundario (si son menores) o el Eempa (mayores de edad), pero les cuesta adaptarse porque no hay articulación de un tipo de institución con el otro, y es muy diferente la enseñanza por materia en el sistema educativo”.

Sucede que la metodología de enseñanza en los centros para adultos difiere mucho de las aulas del sistema obligatorio: “Nosotros trabajamos las materias, pero de una forma contenida, hay un solo profesor y es un multigrado, con varios niveles de alumnos”, detalló.

En el centro Oveja Negra la mayoría de los alumnos dejó la escuela en la primaria, y hay unos pocos que asisten tras haber abandonado en el secundario. Para vincularlos nuevamente al sistema educativo, cuando ya fueron alfabetizados, Jésica precisó que buscan “hacer una triangulación”, es decir, ser intermediarios con la escuela formal, pero rara vez se logra. “Es muy difícil su re escolarización, cuando no tienen que cuidar hijos, tienen que cuidar nietos”, destacó Gindin.

La alfabetizadora del barrio República de la Sexta cuestionó que “el Censo no tomó en cuenta los espacios territoriales de alfabetización no formal, que somos su primer contacto educativo”, dijo y agregó: "Debería incorporarse la pregunta sobre si asiste a algún taller de alfabetización”.

Asistentes de varios Caeba en una visita al Acuario de Rosario.

Pensar un plan de reinserción escolar

En el marco del diálogo sobre el problema de la deserción, y en torno a garantizar la obligatoriedad del secundario, el ministro Goity aseguró que piensa armar “un plan similar al ex Vuelvo a estudiar, que se implementaba durante el gobierno de Miguel Lifschitz, que fue discontinuado en el gobierno de Omar Perotti”.

En torno a cómo se piensa implementar, adelantó: "Estamos evaluando recuperar prácticas exitosas y trabajar mucho con oficios para que adolescentes o adultos que estén estudiando puedan insertarse con mejores habilidades".

A esto agregó: "Buscaremos reincorporar a los chicos con tutorías e incluso ofrecerles salidas laborales, así como salidas en carreras post secundarias. Hay que dotar de conocimientos significativos y útiles a los alumnos secundarios, para que les signifiquen un egreso y no sea solamente un certificado de culminación del nivel secundario, porque sería como darles un cheque en blanco".