Rosario Central fue una sombra de aquel que inició la Superliga con tres victorias al hilo y sin goles en contra. Esta tarde, ante Unión, se mostró inofensivo como siempre y endeble como nunca. Y el Tatengue no lo perdonó: lo goleó 4 a 0 ante sus hinchas, encendiendo todas las alarmas de cara al futuro.

Los goles del conjunto santafesino: Mauro Pittón a los 11' y Damián Martínez a los 23' del primer tiempo, y de Franco Fragapane a los 14' y otra vez Martínez a los 39’ del complemento. Central perdió tres de los últimos cuatro que jugó en Superliga y ya lleva 191 minutos sin marcar goles.


 

Los auriazules volvieron a mostrarse carentes de ideas de mitad hacia delante, con serios problemas en la generación de juego y ni una sola presencia individual que generara rebeldía. Y abajo, entregaron más ventajas que en cualquier otro cotejo de los que afrontó en la era Bauza ante un adversario contundente que las supo aprovechar.

Los de Madelón golpearon rápidamente, a través de una jugada polémica: Damián Martínez le cometió falta a Elías Gómez (de flojo ingreso por el lesionado Barbieri) en la acción que deriva en su centro para que Pittón la empujara al gol. Pero antes de esa circunstancia, los de Arroyito no habían podido generar nada.

Y tampoco lo hicieron luego del primero, porque a los 23’ el albirrojo volvió a castigarlo: Martínez remató desde afuera del área y, con la complicidad del arquero Ledesma, puso el 2-0. Fue un golpe demoledor para el tan mentado orden centralista, que se perdió producto de los nervios y la sensación de impotencia.

A los tumbos, Central trató de salir con pelota limpia hasta Ortigoza, pero desde ahí en adelante se nubló: los laterales no tuvieron conexión con los volantes Lioi y Fernández (después, Lovera y Carrizo), bien tapados por los volantes visitantes; Arismendi anduvo perdido en el sector central y los delanteros quedaron aislados, yendo a chocar con los defensores que los esperaban de frente. Se extrañó la pegada de Gil para, al menos, arrimar peligro con algún centro.

Un cabezazo de Ruben que fusiló a Fernández y se transformaba en el segundo fue mal anulado por un offside inexistente. Y al ratito, Fragapane apareció por detrás de todos para meter el tercero de volea y sentenciar la historia. El Patón intentó con Joaquín Pereyra, pero ya nada pudo torcer tanta apatía. Y otro remate externo de Martínez le puso la frutilla a una goleada histórica para los de Santa Fe.

El pitazo final desató una ola de silbidos y llenó de preocupación a todos los integrantes del universo canalla. Porque se vienen Boca, Patronato y, si se juega el 31, nada menos que Newell’s. Algo más de veinte días para cambiar una imagen que a esta altura luce más que devaluada.