La noche soñada de Boca, con presentación y gol incluido de Daniele De Rossi, se transformó en pesadilla. Porque el equipo de Gustavo Alfaro ganaba con gol del volante y avanzaba de ronda en Copa Argentina, pero Almagro lo eliminó por penales y llenó de decepción las tribunas del estadio de La Plata.

Más allá del resultado final, el Tano mostró una buena adaptación al fútbol argentino. Durante el primer tiempo se constituyó en la figura de Boca en base a su ubicuidad y sentido de juego colectivo, que no le hizo extrañar el cambio de camiseta, ni de ambiente, ni de nivel de competencia.

De hecho marcó el único gol xeneize a los 27 minutos del primer tiempo, el primero con otra camiseta que no es la de la Roma que lució durante 18 años, luego del que anotara por última vez en el Calcio el 6 de abril pasado ante la Sampdoria. 


Eso provocó que por una gestión dentro de la cancha se ganara la primera gran ovación de la hinchada boquense que pobló mayoritariamente el estadio Ciudad de La Plata, que lo vitoreó al grito de "Olé, olé, olé, tano, tano...".

Claro que también hizo de las suyas y no pudo con su genio cuando siete minutos después del gol le cometió una fuerte infracción desde atrás a Ramiro Arias que bien podría haber merecido la tarjeta roja del árbitro Silvio Trucco, que terminó "perdonándole la vida" con una salomónica amarilla.

El ex jugador de Roma convierte el primero de Boca.


En el segundo tiempo su nivel mermó un tanto en virtud del debut, un condicionante inequívoco a la hora de analizar su tarea, y cuando fue reemplazado apenas superada la media hora de esa etapa final por el colombiano Jorman Campuzano, llegó la igualdad del ex xeneize, Juan Manuel Martínez, y empezó el derrumbe de un equipo que dejó, además de eliminado, sumamente preocupado al mundo Boca.