La Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) ratificó que la designación de Santiago como sede de la final de la Copa Libertadores, el próximo 23 de noviembre, no corre peligro pese a la grave crisis social por la que atraviesa Chile en estas horas, lo que derivó en que el gobierno nacional decretara el toque de queda en todo el país.

El secretario adjunto de la Conmebol, Gonzalo Belloso, había asegurado el domingo en diálogo con el diario chileno El Mercurio que se estaba evaluando el cambio de Santiago como sede de la final de la Copa Libertadores, como producto de las protestas que se dispararon a lo largo del país por un aumento en la tarifa de subtes luego anulada por el presidente Sebastián Piñera.

Sin embargo, desde la conducción de la Conmebol salieron al cruce de esas versiones con un comunicado oficial en la que se "reafirmó" el compromiso con que el cotejo que se jugará por primera vez a partido único en la Libertadores se dispute en la "fecha, lugar y hora acordados inicialmente".

El máximo organismo del fútbol sudamericano con sede en la ciudad paraguaya de Luque consignó que "Conmebol se encuentra en permanente contacto con las autoridades y todos los entes relacionados con la realización del espectáculo de la final única en Santiago de Chile".

"El análisis se continuará realizando y se tomará en cuenta la seguridad de los clubes, jugadores, hinchadas y medios de comunicación acreditados, para que el único protagonista sea el fútbol sudamericano, encuentro en el que se coronará al nuevo campeón continental", completó el texto del comunicado.