Opinión

Venía el mejor de todos los tiempos a su casa -porque así lo siente el 10-. Y pasó de todo: se emocionó, lloró, agradeció y hubo mucha alegría antes del partido. La fiesta fue extraordinaria y claro que nadie la olvidará. 

El detalle, no menor, es que había un partido, un encuentro importante que tenía que jugarse por los "seis puntos" porque el Lobo es rival directo en esto de la permanencia. El cotejo se disputó, aunque pareció que la cabeza de Newell's estuvo dedicada mucho más a agradarle a Maradona que en ganar. Y el Lobo no perdonó.

Tras la fiesta inicial, ahí estaban todos los protagonistas de un lado y del otro intentando concentrarse para obtener un gran resultado. El Tripero lo logró porque el rojinegro estuvo desconocido: fue otro, estuvo corrido del eje porque evidentemente Diego Armando eclipsó a todos. Incluido el buen andar del elenco de Kudelka. 

La sorpresa no es que haya ganado Gimnasia: la gran sorpresa es que lo hayan goleado a Newell's. En nueve encuentros disputados, a Aguerre le habían anotado 7 tantos; frente al platense fueron 4.

La cuestión emotiva influyó negativamente sobre el local. Que perdió la posibilidad de sumar de a tres frente a un rival que no juega mal, pero que es inferior a la Lepra. Y también dilapidó la chance de treparse a lo más alto del certamen.

Tal vez este cachetazo sirva para darse cuenta de que no pueden creerse superiores a nadie y que no le sobra nada a este conjunto. La fiesta pasó y por allí se puede perdonar la digresión de haber "trasnochado" una jornada, pero hay que despabilarse rápidamente y volver al camino proyectado desde el principio para no tener sobresaltos al final del recorrido.