El exministro de Economía Martín Guzmán analizó el impacto en los mercados de los anuncios económicos que el Gobierno hizo durante el fin de semana, a partir de los cuales se generó una caída de los bonos soberanos y un aumento del riesgo país que persistía desde el arranque de la semana. También tildó las medidas como un "paliativo de súper corto plazo que genera más volatilidad".
Guzmán sostuvo que la intervención que llevó adelante el Ministerio de Economía en el mercado cambiario es "malo para todo el mundo" porque se terminan tomando "demasiadas decisiones muy rápido". "Nos volvemos todos timberos, no en productores, y eso no funciona", definió este martes, en declaraciones a Radio con Vos.
También consideró que la gestión económica del presidente Javier Milei y de su ministro de Economía, Luis Caputo, ya no les está dando los resultados esperados. "Es bien visible para todo el mundo que el esquema fiscal y el monetario del Gobierno están agotados. Todo lo que iba a redundar en una rápida recuperación no está ocurriendo y las expectativas ya cambiaron", analizó.
A través de un documento publicado el sábado por la consultora Suramericana Visión, el exfuncionario aseguró que la fase 2 del "nuevo régimen monetario" anunciada por Milei y el titular del Palacio de Hacienda representa un "paso hacia la dolarización".
En ese texto Guzmán recordó un documento de mayo 2023 de la ya cerrada consultora Anker, que dirigían Caputo y el actual presidente del Banco Central (BCRA), Santiago Bausili, en el que consideraban que la dolarización –aunque no es un régimen cambiario deseable– era la mejor alternativa considerando las circunstancias políticas del país.
Según aquella publicación de Anker, dolarizar la economía argentina es mejor en comparación con la adopción de un régimen cambiario de libre flotación con metas de inflación, y también frente a un régimen cambiario con regulaciones macro-prudenciales para evitar la excesiva volatilidad del tipo de cambio real.
El "camino a la dolarización"
En el extenso texto difundido el sábado, Guzmán señaló: "En los primeros seis meses del gobierno, se realizó un fuerte ajuste fiscal, acabando con la emisión monetaria para financiar al déficit fiscal, una licuación de los pasivos del BCRA en un contexto de fuerte reducción de la tasa de interés de referencia del BCRA, y una reconversión de hecho de parte del pasivo remunerado en pesos del BCRA en un pasivo remunerado denominado en USD (el BOPREAL"). Pero a pesar de la dimensión del ajuste, el exministro resalta que "el Gobierno no logró conseguir nuevo financiamiento externo de mercado ni vender las acciones de la Anses, luego de que el Congreso Nacional rechazara el proyecto de ley Ómnibus que le hubiese propiciado condiciones más «favorables» al Gobierno" para concretar esas operaciones. Más allá de enfatizar que "era necesario ordenar las cuentas fiscales" para "la implementación de cualquier programa que contribuya a estabilizar la economía", Guzmán afirmó que esto no logró despejar las dudas del mercado financiero sobre el futuro de régimen cambiario. En este contexto fue que, el pasado viernes 28 de junio, Caputo y el presidente del BCRA dieron una conferencia de prensa conjunta para intentar calmar los movimientos financieros que, finalente, tampoco logró el efecto deseado. La determinación del BCRA de "bajar la tasa de interés nominal anual" era necesaria "para atacar la inflación", dice el documento de Suramericana, pero al respecto aclara que al haber aplicado reducciones "tan cercanas en el tiempo, con el banco central enfrentando dificultades para acumular reservas, no fueron bien tomadas por el mercado", por lo que la brecha cambiaria aumentó. Esa situación aceleró la discusión sobre las definiciones del régimen cambiario y, en su Staff Report del 17 de junio sobre la situación de Argentina, el Fondo Monetario Internacional (FMI) planteó "una salida relativamente rápida del cepo cambiario hacia un régimen de libre flotación cambiaria, lo que a su vez implicaría redefinir la política de tasa de interés del BCRA". No obstante, dos semanas después Caputo y Bausili "anunciaron una medida que corría sobre otro eje" y mediante la cual "sin decirlo", seguían "preparando el terreno para la dolarización", sostiene en su documento Guzmán. Con ese anuncio se definió que el BCRA dejaría de pagar los intereses sobre su deuda y que sería la Tesorería de la Nación quien se haría cargo de ellos. Esos intereses ya no se pagarían con emisión monetaria, sino que se pagarían con recursos del fisco, que quedaba forzado a un mayor ajuste fiscal. "Lo que este anuncio implica es una disminución más rápida de la cantidad de dólares necesarios para dolarizar, ya que se reduce la tasa de variación de la base monetaria y la deuda del BCRA pasa, desde la perspectiva del propio BCRA, a capitalizarse a tasa cero, lo que acelera la licuación de su pasivo. Por ello, la vemos como otro paso hacia la dolarización", indicó Guzmán. Sobre los anuncios del sábado pasado, cuando Milei y luego Caputo afirmaron que la emisión monetaria que el BCRA realiza para comprar reservas será esterilizada completamente vía intervenciones de compra de divisas en el mercado CCL, el exministro apuntó que se trata de una medida que "no debería tener impactos estructurales". "Lo que siempre termina mandando en el frente cambiario, tarde o temprano, es la economía real en relación con las cargas financieras externas. La política anunciada, en la medida en que no afecte a la productividad de la economía ni al stock de deuda externa, no debería tener impactos estructurales, de mediano plazo, en el tipo de cambio real (aunque los motivos por los que se toma la medida sí tienen impactos estructurales de mediano plazo)", describió. Y sumó que, en términos coyunturales la intervención en el CCL implica "una mayor oferta de divisas" y, al mismo tiempo, una menor acumulación de reservas. "La pregunta que los participantes de la economía formularemos, clave para la determinación de expectativas que definen oferta y demanda en el tiempo, es si el BCRA está comprando dólares caros o baratos cuando interviene en el CCL, lo que depende del valor al que convergería el tipo de cambio real en un escenario sin intervenciones. Si el BCRA compra caro, terminará provocando mayor inestabilidad cambiaria en el tiempo; en caso contrario, habrá amenguado la volatilidad", señaló. Y teniendo en cuenta esos aspectos, Guzmán concluyó que "el eje de la medida es nuevamente la dolarización, bajo la muy confundida visión de que el valor del tipo de cambio real lo determinan solamente factores monetarios. La medida implica una variación aún menor de la base monetaria, y por lo tanto una convergencia más rápida a un valor necesario de dólares para dolarizar que le resulte factible al Gobierno".