“Sin  la participación del Estado en la solución de Vicentin, no hay salida posible sin daños irreparables para los acreedores granarios”, sostiene de manera terminante Mariano Grassi, director del importante grupo cerealista que lleva por nombre su apellido y referente del fideicomiso acreedores granarios de Vicentin, que reúne a mas del 25% de los cerealistas que quedaron enganchados con el default de la aceitera. Y el corredor de granos llega a esa conclusión luego de analizar en detalle la nueva propuesta de pago que la aceitera puso sobre la mesa y a la que califica de “terrorífica”.

En líneas generales, la agroexportadora propone pagarle a los acreedores quirografarios el 20% de la deuda dolarizada en dos cuotas anuales (2022/2023). Al Banco Nación, acreedor privilegiado, le propuso abonar en 15 años.

Como novedad, Vicentin aceptaría desprenderse de sus acciones en Renova (la “joya de la abuela”) por u$s300 M (en dos cuotas 2022 y 2023) para financiar parte el pago inicial de los acreedores, al tiempo que pone a la venta sus plantas en el norte y su fábrica de etanol. No así las plantas del Gran Rosario (junto con Renopack), que quedarían operando a fazón por 15 años cuando pasarían finalmente al control de Molinos Agro, ACA y Vinterra (Glencore); concretando finalmente el desguace.

Si bien Grassi se preocupó en aclarar que no cuestiona que Molinos Agro, Viterra y ACA intenten hacer un buen negocio comprando Vicentin, resalta que, en ese afán dieron la espalada al principal acreedor privilegiado, que a su vez, como Estado, aglutina en sus dependencias contingencias impositivas, cambiarias y aduaneras por varios cientos de millones de dólares. “Esa estrategia nos lleva, a los acreedores granarios (menos a ACA), a ser el pato de la Boda”, enfatizó.

Justamente por lo enunciado, Grassi descarta que puedan cobrar 1dólar en el supuesto pago contingente a 15 años. Además, remarca que la forma de estructurarse, beneficia a Vicentin para no pagar impuesto a las Ganancias, pero obviamente implica también que del otro los acreedores no puedan deducir el quebranto del 80% hasta dentro de 15 años, cuando enajenen las acciones a valor cero.

“Por más que lo dolaricen y se pague en dos años, cobrar el 20% es catastrófico para el campo. Significa una fuerte destrucción de valor para las empresas agropecuarias del interior, de capital nacional y muchas de ellas pymes. Provocaría una fuerte pérdida de años de trabajo”, resaltó categórico Grassi.

"Estoy convencido que, para que los granarios podamos aportar y recuperar la mayor parte de nuestra acreencia, debemos generar un cambio de 180 grados en una alternativa par. el Cram Down y convencer al Banco Nación y a los bancos internacionales para que participen en el armado de esa solución", insistió.

Y es que para el cerealista no tiene lógica el camino que tomó la estrategia. “Es algo racional, casi de sentido común, es mejor que quién tiene mayor poder en el concurso y que a su vez es nada menos que el Estado nacional, deje de ser acreedor para ser accionista, reduciendo el flujo a pagar, por ende el requerimiento de nuevo dinero, y que la espalda se les dé a los accionistas actuales de Vicentin, que son los causales de semejante daño”.

 

Grassi no piensa en alternativas que, en su momento fueron muy polémicas, como la intervención o la estatización, sino –siguiendo los carriles del concurso- el ingreso del Estado como accionista de la empresa en relación a las acreencias que ostenta, por lo que no sería controlante. Por caso, vía Ansés, el Estado es accionistas de muchas empresas. Por caso, Molinos Agro, interesada en quedarse con activos de Vicentin.

El empresario no cree que la propuesta de Vicentin prospere y por eso contó que está trabajando activamente en una oferta para el cram-down, estrategia que salió al ruedo sobre finales del año pasado cuando un grupo de unos 80 acreedores comerciales se unieron para contratar al prestigioso banco internacional UPS para que elabore una propuesta.

“Nuestro compromiso es hacer una propuesta y vamos a poner nuestros mejores esfuerzos para intentar que el Estado nos acompañe. Tenemos la idea de una gestión profesional privada con el Estado adentro, trabajando y siendo parte para potenciar la empresa", concluyó el importante empresario cerealista.