“Por años, la manera de fijar precios de venta en la empresa se hizo difusa. Tenía que ver más con cómo venía el mercado y estaba poco vinculado a la competitividad de la empresa. En realidad, la inflación te perdonaba errores y te permitía barrer bajo la alfombra los problemas internos. Pero ahora todo está cambiando”, reflexiona Gonzalo Tanoria, presidente de San Miguel SA, alimenticia líder en la fabricación y comercialización de productos cítricos.

“Ya no se puede aumentar todo, todo el tiempo. Y así quedó demostrado con las empresas que tuvieron que bajar precios. Es un gran cambio y hay que ser más precavidos en la empresa y pulir costos, pero sobre todo entender que la ganancia en el mediano plazo no estará signada por la suba de precios sino por la generación de competitividad, y los  márgenes serán menores”, agrega durante su disertación en el congreso anual del Instituto Argentino de Ejecutivos en Finanzas (Iaef), que se realizó esta semana en el Buenos Aires y al que asistió Rosario3.

En efecto, el nuevo modelo económico puso a las empresas a trabajar sus estructuras de costos, ya que la demanda dejó de convalidar cualquier subas de precios. 

Pero mientras se focalizan ahora en cómo hacer más eficiente sus estructuras, también se empieza avizorar en el horizonte el otro cambio que se viene: una mayor competencia con bienes y servicios del exterior.

Este proceso todavía es incipiente, y en gran medida porque por la carga impositiva el dólar importador sigue alto, pero ya asoma con una primera señal que es la baja de aranceles en algunos productos de consumo.

Y la fusión de compañías de un mismo sector se vislumbra como una alternativa que tendrán a manos las empresas nacionales para competir a las extranjeras que llegarán con mejores costos al mercado interno.

Apertura económica

“Veo que se están dando los pasos necesarios para que el país sea más previsible. El cambio cultural que vive el país va en la línea con la idea de generar credibilidad en el exterior para integrarnos al mundo, y eso es un gran acierto porque solo con mayor competencia nuestra economía puede generar la competitividad necesaria para ofrecer mejores productos y a mejores precios. No en vano, el Mundial de Qatar lo ganamos porque teníamos jugadores que compiten en el exterior”, sostiene Tanoria

Su compañía, de capitales familiares y que exporta el 95% de su producción, reorientó tiempo atrás su estrategia para vender solo productos industrializados. “Es que por los altos costos de logística, entre otros escollos impositivos y laborales, para competir desde Argentina solo se puede vender productos industrializados con más valor agregado”, contó.

“Y como vamos a competir con países estables, el gobierno debe preparar la cancha resolviendo cinco factores: mayor desregulación, menor costo laboral, bajar la tasa de inflación, bajar costo de financiamiento y avanzar con la reforma tributaria”, enumeró. 

Fusiones y adquisiciones

Pero se corrió del discurso de que, mientras eso ocurre, no se puede avanzar desde ahora con la apertura comercial, una postura recurrente en la industria.

“Yo soy exportador y tengo que salir a competir con países con mejores costos. Y si ya lo puede hacer, con estas leyes laborales, con estos impuestos y con este tipo de cambio, pregunto: ¿por qué el resto no puede”, espetó y llamó a una autocrítica del empresariado.

“El país está cambiando. Le pedimos a la política que cambie, y en eso está. Le pedimos a la clase media y a los trabajadores que tengan paciencia ante el ajuste. ¿Y qué vamos a hacer los empresarios? Nosotros también tenemos que cambiar. Tenemos que abrirnos y salir a competir. Y en eso tenemos que hacer un  mea culpa porque no nos gusta mucho competir. Siempre buscamos algún refugio: con competidores amigos, con las contrataciones del Estado o con barreras a las importaciones”, resaltó Tanoria.

Y fue en ese contexto en el que el titular de San Miguel SA incluyó las fusiones y adquisiciones en el menú de herramientas que tendrán las empresas argentinas para cuando les toque competir con las importaciones

“Nos vamos a enfrentar a empresas de gran escala que vendrán a competir con un mercado interno que es chico. Y una manera que el mundo encontró para lidiar con estos procesos, y que en Argentina no se está tomando muy en cuenta, es con procesos de fusiones y adquisiciones”, explicó el industrial.

“Los sectores se van consolidando cuando las empresas ven las oportunidades de mayores sinergias para enfrentar con más escala los costos de la competencia internacional y se deciden poner sobre la mesa el cambio de la titularidad de las compañías para construir holdings, pero ocurre que en la Argentina la cantidad de contingencias normativas, tanto impositivas como laborales, que encuentra el empresario al analizar una fusión con otra firma son tantas que, al final, provocan que el sector no florezca como podría hacerlo con grupos más consolidados”, advierte.

¿Y cuál sería la principal contingencia? “Las laborales. Años con tanta economía hace que muchas empresas no se quieran fusionar porque no están en capacidad o no tiene interés en asumir los riesgos ocultos de las otras”, resalta el industrial de la alimentación”, dijo.

El tema de las fusiones y adquisiciones que dejó planteado el dueño de San Miguel en el panel siguió en los breaks del congreso del Iaef, y los ejecutivos en finanzas le sumaron otro costado al análisis. 

Y es que el mercado de fusiones y adquisiciones también puede estar movido no sólo por los sectores que se quieren consolidar sino, sobre todo, por las empresas que ya venían con los números justos, ante un escenario de fuerte recesión y sin posibilidad de que la inflación le permita subir precios, le están colgando el cartelito de ventas a sus compañías.